¿Podemos hablar?

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El joven de dieciséis yacia en la esquina de la cocina, sentado en el suelo. Sus fuerzas eran escazas como para levantarse e ir a la sala en donde su mayor pesadilla estaba cobrando vida. Su rostro estaba refundido entre sus manos y su cuerpo en una posición fetal. El ambiente era oscuro, siniestro y desolador. Estaba completamente solo en esto. Llevaba días, semanas, meses soportando esto y se sentía tan impotente al no poder hacer nada para detenerlo. Escuchaba los gritos de su madre y como su cuerpo chocaba contra el suelo violentamente. Conforme el sonido se hacia mas fuerte su angustia crecia mas y las lagrimas en sus ojos caían sin cesar. De pronto su madre solto un grito desgarrador que le helo la sangre y provoco que temblara. Sin saber que hacer levanto el rostro y grito. 

- Basta! Por favor basta! BASTA!.

De pronto el incesante sonido del despertador me despertó de mi sue;o, haciéndome reaccionar. Me sente en la cama rápidamente y observe el ambiente que me rodeaba. Asustado me llevo una mano al corazon y lo senti latir salvajemente en mi pecho. Mi cuerpo estaba empapado; habia sudado frio. En pocos segundos flashbacks empezaron a invadir mi mente de nuevo y en un intento por ignorarlas me bajo de la cama rápidamente y abri la cortina que impedia que la luz entrara a mi habitacion. De inmediato una luz enceguecedora invadio cada rincón del cuarto, dándole vida y color a la atmosfera. Me cubri los ojos al sentir como la luz lastimaba mis ojos debido al tan súbito cambio de iluminación. Mas calmado empecé a respirar con normalidad y mi corazón se desacelero. Habia pasado toda la noche so;ando con fragmentos de mi vida que me aterrorizaban de pies a cabeza.

-Todo gracias a ella- murmure volviéndome a sentar en la orilla de la cama.

Que habia hecho mal? Que mal habia causado como para merecer esto? Ok, admito que no fui la mejor persona pero tampoco merezco que una mujer a la cual repudio me restriegue en cara mi pasado cuando ya lo tenia perfectamente superado. Enserio, no podia entender como mi madre le habia abierto la puerta a nuestras vidas a una completa extra;a! Eramos dos conocidos que no tenían absolutamente nada que ver, pero que compartían secretos. Podia ser mas extra;o? Toda la noche habia pasado so;ando con unos ojos verdes y esa cabellera casta;a, la cual me provocaba miles de emociones al verla. Despues de horas de reproches y pesadillas al fin habia dado con la solución. Esto iba mas lejos de un punteo o de caerle bien; esto tenia que ver con mi vida y sobre como podia utilizar mi pasado a mi favor. Suspire una ultima vez y observe a través de la ventana. Hoy era un nuevo dia y lo aprovecharía al máximo. Sabia exactamente lo que debía hacer.

Ramallo POV:

-Entonces… te parece si cambiamos? Mantequilla de mani y Jalea, por Jamon y queso, que decis?- pregunte levantando mi sándwich para mostrárselo a Olga.

-Mmm… como sea igual me gustan ambos- contesto ella sacando su almuerzo y entregándomelo.

Cuando ambos tuvimos lo que queríamos nos dedicamos a comer en silencio. La cafetería de la escuela era un lugar bullicioso y colorido. A Olga, German y a mi nos encantaba comer ahí pues mientras comias podias observar a diferentes grupos de personas con intereses variados. Por un lado la mesa de los populares, los jugadores de fultbol y las animadoras. Por otro lado los nerds, por otro los músicos y por otro los que no encajábamos en ninguno. Era como cualquier escuela y sus típicos estereotipos. Mientras comia intente con todas mis fuerzas evadir la atenta mirada de Olga, la ojiazul estaba loca por mi desde que tenia memoria y temia quedarme solo con ella. Porque no toleraba la idea de que me revelara sus sentimientos? Ni idea. Simplemente Olga me intimidaba demasiado. Su mirada era tan profunda que no podia evitar hundirme en la silla poco a poco.

-Has visto a German?- le pregunte pues a pesar de estar todo el dia juntos habia un par de clases en las cuales no nos veíamos.

-No, creo que falto- contesto ella estirando el cuello para ver a su alrededor y comprobar si su amigo estaba por allí.

En mi propia trampaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora