Siete meses

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GERMAN POV

Marzo transcurrio rápido, abriéndole paso a abril y en un abrir y cerrar de ojos estábamos en el noveno mes del a;o. Esos habían sido los mejores siete meses de mi vida. Pasar los días al lado de Angie era como un sue;o hecho realidad, era demasiado bueno para ser verdad. A veces solia tener miedo a dormir, todo para despertar y darme cuenta de que seguía en la casa de mi madre. Muchas cosas habían cambiado en nuestro tiempo viviendo juntos. Habia tenido que conseguir un empleo en un taller a dos calles de la casa de Angie, ahora que no veía a mi madre tenia que mantenerme yo solo pues no dejaría que Angie hiciera mas de la cuenta. El horario del empleo era bueno y la paga suficiente para ayudarla con la comida y el gas que necesitaba el auto para transportarnos de su casa a la escuela y a la viceversa. Sammie estaba enorme, era un problema comer con el dentro de la casa pues su estatura ya le permitia llegar a la mesa y fácilmente robarse lo que habia en el plato. Sin embargo alegraba nuestra vida de una manera impensable, como si fuera nuestro primer hijo.

Cuando era un ni;o solia pensar que seria horrible vivir con una mujer por toda la vida. Te manipularía, te obligaría a hacer quehaceres y querria que todo estuviera limpio y nítido todo el tiempo. Bueno... no estaba tan equivocado. Angie constantemente me recordaba el lavar los platos, echar mi ropa sucia en el cesto, tender mi cama y planchar mi ropa; cosas que nunca antes considere extrictamente necesarias. Podia lidiar con todo eso pero no con el mantener mi cuarto limpio. Mi cuerto era MI cuarto y yo entendia mi desorden. Habíamos optado por quedarnos en habitaciones separadas cosa que no me gusto mucho, pero al final de cuentas estaba bien porque quien iba a ceder nuestra apuesta era ella. todas estas exigencias a veces me sacaban de quicio, pero las valia contal de estar con ella y mantenerla feliz. Nuestra vida era una rutina pero en ella habían peque;os momentos que me robaban el aliento, a;adiendo un toque de sorpresa y emoción a lo que pudiera parecer un simple modo de vida. El oírla cantar por las ma;anas al hacer el desayuno, verla salir de su cuarto recién ba;ada, aun adormilada y con el pelo empapado, verla quedarse dormida en la mesa mientras hacia sus planificadores, sentir su aroma a vainilla que inundaba la casa o el simple hecho de verla sonreirme disimuladamente en clase, cuando nadie era testigo de nuestras miradas... esos momentos eran los que me hacían sentir vivo, los que me hacían darme cuenta de que al fin habia hecho algo bien en mi vida. Angie era lo mejor que tenia y cada dia que pasaba a su lado me convencia mas de que no es que no pudiera vivir sin ella; es que simplemente no quería. La quería a mi lado para siempre porque ella le daba sentido a mi vida y a su lado sentía que todo estaba bien. Ella era mi calma, mi fuerza, mi debilidad y mi perdición. Lo encontraba todo en ella. No necesitaba nada mas que ver sus ojos todas las ma;anas y saber que era mia, solo mia; para amarla, protegerla y hacerla sentir la mujer mas bella del mundo.

Dirigi mis dedos hasta la rosca negra ubicada al lado de la radio y subi volumen a la música mientras la letra me recordaba a la casta;a que me habia cambiado la vida. Mi Angie. Solia salir a las dos y media del instituto y esperarla a que saliera para asi dejarla en casa y partir hacia mi trabajo; pero hoy no. Hoy era un dia especial y lo habia estado planeando desde hace sema;nas. Aparte mi mirada del estacionamiento vacio hacia la puerta del instituto, por treintava vez y el corazon me dio un vuelco al ver tan hermosa visión frente a mi. Una mujer casta;a cargaba unos diez ramos de flores rojas en un brazo, un oso de peluche enorme en el otro y un conjunto de globos rojos con un "te amo" escrito en cada uno de ellos. A penas y podia caminar pues trastrabillaba por el peso de todos los objetos. Cualquiera hubiera pensado que se veía torpe y descuidada pero yo no, a mi me encantaba que fuera asi... simplemente Angie. Abri la puerta del auto y me apresure a ayudarle. Ella agradeció con una sonrisa al quitarle el peso de encima y me siguio hasta el auto para meter todas las cosas a la cajuela. Al cerrar el baúl con fuerza me gire a verla y por primera vez me percate del vestido que traía. Trague fuerte al ver como la pieza de color negro le tallaba perfectamente al cuerpo, resaltando sus curvas. Este tenia un corte en v y el largo llebaga a la mitad de los muslos. Ella se ruborizo al verme comérmela con la mirada y se dio la vuelta para entrar al auto. Grave error. En la parte de la espalda el vestido dejaba gran parte de su espalda desnuda, casi llegando a la curva de su trasero. La vi con codicia y sentí un deseo incontrolable de ella.

En mi propia trampaOnde as histórias ganham vida. Descobre agora