ANGIE POV
-German... German.. Ger...
Me desperté balbuceando y obsere los rayos de sol que se colaban por la ventana. Gru;i en vos baja, estaba tan comoda que no quería moverme aunque el sol me incomodara. Achique los ojos al mis retinas resentir la fuerte luz que chocaba contra ellas. Obligada a ceder, me gire hacia el otro lado de la cama y hundi mi rostro en la almohada; de pronto una gragancia embrujante invadio mis pulmones hasta el punto de marearme. Conocía esa colonia como la palma de mi mano, olia a el. De pronto recordé que habia pasado el dia anterior y sonreí. Como una quincia;era enamorada me abraze a la almohada, como si fuese German e inhale su delicioso aroma. Anoche habia sido uno de los mejores días de mi vida. El habia hecho que mi dia fuera especial, haciedolo inmejorable. Involuntariamente me lleve la mano a los labios, habia perdido la cuenta de cuantas veces nos habíamos besado anoche. Solte una risita boba y me sente en la cama. No podia creerlo! German, German Castillo estaba enamorado de mi! Nunca me hubiera imaginado el poder decir eso.
De pronto flashbacks de mi época en la secundaria vinieron a mi mente y recordé como el se paseaba por los pasillos, rodeado de chicas lindas. Todas las chicas del instituto lo veian con codicia a pesar de solo tener catorce a;os. German nunca habia aparentado su edad, desde que tenia doce parecia tener quince, y al cumplir los catorce parecia estar en uno de los últimos a;os de colegio. Siempre lo veía pasar frente a mi, riéndose falsamente y tomando a una que otra chica por la cintura. Cuando Leon comenzó a llevarlo a casa pensé que tenia una oportunidad con el pero de igual manera no le hablaba, porque sabia que me ignoraría. El chico se refugiaba en nuestro hogar, era su escape de la realidad que vivía en su casa. Violencia, golpes, desprecio y traición. Solo Leon, mi madre y yo sabíamos su verdad y la habíamos guardado bien. Después de intentar saber que era lo que me fascinaba de el, para asi podérmelo sacar de la cabeza cai en la cuenta de que era su interior. Me intrigaba el hecho de que se hiciera el fuerte, como si nada pasara cuando en realidad vivía un infierno. A German nunca le habia gustado demostrar sus debilidades, siempre se hacia las de muy hombrecito con sus amigos. Pero con Leon era otra persona, amable, nunca hablaba de mujeres, caballeroso y un muy buen amigo. Un dia unos chicos persiguieron a Leon desde la escuela, gracias a Dios German ya estaba en casa y al verlo correr sin aliento corrió a su auxilio y les revento la cara a ls patanes. Esos patanes eran tres de los de su pandilla, nunca mas les volvió a hablar y perdió muchas amistades. Ahí fue donde me di cuenta de que el pelinegro tenia un gran corazon, aunque lo ocultara. Habia hablado con el un par de veces antes de irme a la universidad, se habia desahogado conmigo y le dije que todo iba a estar bien. El hablar con el me habia cambiado la perspectiva de las cosas. El chico era un desastre por dentro y en ese momento pensé que me gustaría ayudarlo a como diera lugar. Aunque al fin hubiera entablado una conversación con el lo seguia viendo como algo inalcanzable hasta que me resigne a perderlo, yéndome a la universidad. Nunca en mi vida pensé volver a encontrármelo, y al hacerlo no supe como reaccionar. Hubiera podido haber cobrado venganza por hacerme llorar muchas veces, o hubiera pretendido que ni lo conocía pero la verdad era que ese corazon tan bueno y grande me atrajo hacia el de nuevo y desde el primer dia pude comprobar que German no habia cambiado ni un poco. Me intrigaba el conocer mas su vida y me alegraba el saber que estaba cambiando. El chico no temia demostrar quien era, dejaba salir su bondad y lo bueno que era. Aun salía con chicas, por solo una noche pero eso era parte de un vacio interior que necesitaba llenar.
-Yo voy a cambiar eso- me dije a mi misma, bajándome de la cama de un brinco.
Busque mis sandalias y me las coloque. Me dirigi al ba;o y al darme la vuelta y verme en el espejo me asombro lo que vi. Estaba sonrojada, con los labios rojos y hasta algo hinchados. <<No es para menos con la besuqueadera de anoche>> pensé y de inmediato me ruborize de la vergüenza. De tan solo recordar que habia pasado anoche, temblaba de la emoción y por un segundo no pude evitar pensar que nunca me habia visto tan... linda. Era raro el verme recién levantada y considerarme bella, pero es que era una belleza natural. Me pregunte a mi misma si las palabras que German me habia dicho ayer habrían surgido efecto en mi o si tan solo el tener novio te volvia inexplcablemente atractiva.
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En mi propia trampa
RandomGerman Castillo era el típico chico popular por el cual todas las chicas se derriten. Tenía el mundo a sus pies hasta que un día conocio a Angie Carrara, la nueva catedrática de su curso. Ella es la unica que no consiente sus manipulaciones y German...