Nunca es tarde

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German POV

Tamborilee mis dedos contra el manubrio mientras tarareaba esa canción que habían estado pasando por la radio desde hace ya una semana. Ya eran las cuatro de la tarde y la profesora seguía sin salir. Habiendo tenido el suficiente tiempo para pensar, me di cuenta de que no sabia ni de que diablos hablarle. Pero que me pasaba? Era como el Don Juan de la escuela, si quería a una chica solo tenia que chasquear los dedos y listo! Estaría a mis pies de inmediato. Yo nunca solia pensar demasiado las cosas; simplemente hacia lo que pensaba vendría como anillo al dedo y evidentemente funcionaba. Pero con esta mujer... esta mujer me descontrolaba. Es que nada parecia ser correcto en cuanto a conquistarla se trataba. Darle lastima? Si eso funcionaria, pero hasta cuando? Resople volviendo a darle una vuelta al asunto en mi cabeza, volviendo al inicio de nuevo. Estaba tan sumido en mis pensamientos que cuando unos nudillos chocaron contra el vidrio del auto pegue un brinco y presione la bocina. El sonido estruendoso resonó por todo el estacionamiento haciendo a Angie brincar al lado del auto; notando que causaba un sonido molesto retire mis manos de el botón que accionaba la bocina en el manubrio y el sonido ceso.

-Perdon- me disculpe avergonzado por tremendo papelón.

La casta;a rio y le dio la vuelta al auto para sentarse del lado del copiloto. Cuando estaba dando la vuelta cai en la cuenta de que estaba siendo un total descortés al no abrirle la puerta; asi que rápidamente me baje del auto y llegue a la puerta del otro lado mas rápido que ella. 

-Adelante- la invite  a pasar mientras le abria la puerta.

Ella sonrio y se adentro en el auto, sentándose en el sofá negro. Al verla sentada cerre la puerta y volvi a dar la vuelta para sentarme en mi lugar. Una vez me coloque el cinturón y arregle los espejos para poder ver lo que habia a mis espaldas, arranque el auto y busque el café mas lejano que pude encontrar. Lejano? Si. Necesitaba pasar mas tiempo con ella, caerle bien lo mas rápido posible. Obligarla a tener que quererme para que mi parte empezara a tomar acción en este juego.

-Lindo auto-opino ella, echándole un vistazo a la fachada interior del auto. 

-Era de mi madre- le conteste cambiando la velocidad con la palanca de cambio- después de chocarlo contra un tronco quizo venderlo y pensé que podia ser mio una vez lo reparara y lo hize; asi que ahora es mio.

-Pues hiciste un buen trabajo, quedo bien- contesto ella girándose un poco en el asiento para verlo de perfil- es un Volkswagen Passat… 2008, no?

Frunci el se;o y me gire a verla por un par de segundos antes de volver a ver el camino de nuevo.  Una mujer que le gustaran los autos? De que mundo habia venido?

-Sabe de autos?-le pregunte extra;ado.

-Un poco- contesto, como quien no quiere la cosa- ya sabes, lo básico.

Asentí con la cabeza y continue buscando un café que tuviera buen café pero que aun asi fuera barato. No traía tanto dinero pero quería causarle una buena impresión.

-Me gusta el interior negro, le da un toque elegante-continuo ella observando el tablero del color oscuro que yo mismo habia escogido.

-Gracias- conteste con una sonrisa.

Mi auto no era el mejor de la escuela pero si el mejor cuidado y el mas elegante. Si tenia algún talento era reparar autos, tanto de afuera como de adentro. Después de discutir un par de temas sobre autos me di cuenta de que la se;orita Carrara si que sabia sobre autos. Habíamos comparado cientos de autos europeos y hecho apuestas sobre cual ganaría en una carrera. La mayoría de veces ella habia ganado pues sabia a la perfeccion cuantos caballos de fuerza poseía el auto; mas la potencia, el dise;o que aventajaba a algunos, el motor y el sistema interno del auto.  Le gustaban las carreras de formula uno, las de nascar y era fan de rápido y furioso. "Dios! si fuera mas joven seguro ya hubiera ligado con ella" pensé viéndola de perfil mientras ella jugaba con los pliegues de su cartera "Pero diablos acabo de pensar?" avergonzado aclare la garganta y permiti que el calor que recién se habia apoderado de mi; desapareciera.

En mi propia trampaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora