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–En serio viví un infierno – cuenta tranquilamente la rubia sobre la manta.

Habían pasado un par de horas, las risas resonaban en el lugar; ya habían comido y estaban compartiendo entre cervezas, refresco y anécdotas de sus vidas.

Las chicas estaban en el pasto sentadas mientras la brisa jugaba con sus cabelleras y le daban la espalda a todos los chicos que se encontraban charlando sobre un partido la próxima semana.

–Es muy triste lo que me cuentas.

–Sí, pero Jungkook me ayudo. – Suspiro sonriendo tontamente– me ayudo tanto, a pesar que pasaba por su dolor y la pérdida de su madre estuvo allí para mí. Me sacaba sonrisas y siempre me daba el apoyo que nunca tuve por parte de padres– la observo– y dime... ¿Desde cuándo te gusta Hoseok?–

Amber abrió sus ojos en grande ante la confesión de Elena– No, no...

–Cariño no lo niegues, cuando llegaron se notó su aura– sonrió la pelirroja– mi padre me dice que cuando llegaba a casa con Jimin era igual, no lo entendía hasta que los vi entrando– sonrió– ¿Por qué no se lo dices?

–Porque... no quiero que crea que soy una chica fácil, mucho menos quiero sentirme o verme como alguien de lastima– mordió su labio tratando de contener algunas lágrimas acumuladas.

– ¿Por qué deberíamos tenerte lastima? O más bien ¿Por qué él lo tendría?– Susan se acercó tomando sus delicadas y pálidas manos– Se nota que Hoseok te aprecia y quiere demasiado, nos ha contado de ti cada que nos reunimos, tanto así que Yoongi lo llama Psicópata– rieron– pero te valora, no te tiene lastima, no quiere ayudarte porque le apetece lo hace porque quiere verte feliz.

–Junto a el– señalo la pelicorto– Taehyung era así, pasamos por mucho también, casi muero pero en ningún momento el me vio con lastima. Mi familia siempre fue complicada, o lo que quedo de ella, sin embargo él estuvo para mí.

–Y Hoseok se está arriesgando a estar contigo aun sabiendo que eres menor de edad– todas le sonrieron cuando una lagrima se escapó, sus mejillas estaban rojas–está enamorado de ti aunque no lo desees ver. ¿Cuál es tu miedo?

Amber apretó su suéter, su cabeza bajo y sintió el típico nudo en la garganta cargado con amargura. ¿Cuál era su miedo? Se preguntaba siempre al estar cerca del castaño, tenía varias respuestas acerca de eso, pero no una concreta.

– ¿Qué te detiene en quererlo?– una voz masculina se escuchó suave a su lado, un tenue susurro que solo puedo ella oír. Al subir su rostro se encontró con el guapo pelinegro, Jin. – escucho lo poco que hablaron, me pareció interesante que una lindura como tú se interesara en Hoseok.

–Yo...

–Tranquila, tal vez en este momento tus sentimientos estén revueltos y no entiendas nada. Eres joven y suele suceder. – Despeinó su cabeza haciendo que sacara una linda sonrisa– no te agobies no llenes tu pequeña cabecita de ideas, no crees ilusiones que te hagas dudar de ti, inténtalo.

Una vez él se levantó llevando algunos vasos vacíos dentro del hogar del castaño se percató que no se había dado cuenta que las chicas ya no estaban, suspiro mirando sus manos y preguntándose una y otra vez si era correcto.

¿Estar enamorado era malo?

No.

¿Querer a alguien está mal?

No.

Jin tenía razón, ella no tenía que detenerse ni crearse cualquier película en su cabeza sin saber nada, necesitaba estar segura de sí misma si quería algo con el castaño que le hacía saltar su corazón.

– ¿Estas bien?– brinco en su lugar al ver como Hoseok la miraba algo preocupado– ¿Te sientes bien?

–Si...

–Pensé que te sucedía algo– sonrió, observo como ella halaba sus mangas para taparse más del frio nocturno pero el suéter era muy corto. Sin pensarlo se levantó quitando aquella sudadera gris dos tallas más grande para ella– colócatelo, puedes enfermar, y no quiero eso.

Sus mejillas tomaron un color carmín mientras observaba como él se acercó y colocaba su suéter como si fuera una niña pequeña, peino sus cabellos y arreglo la capucha de esta en su cabeza. Hoseok era lindo, más cuando se concentraba. Un impulso hizo que su mano derecha parara en la mejilla del chico, este se detuvo viendo sus hermoso ojos brillar, solo lo observaba a él, y el a ella.

–Hoseok.

– ¿Si?– pregunto en un susurro.

–Me gustas.

–Y tú a mí.

Entonces no espero nada más, sus labios chocaron con aquellos rosa y suaves de la chica. Sus manos la aferraron a él como si no quisiera perderla, no hubo movimiento pero no se necesitó nada más allá del simple choque que produjo una nueva sensación, un nuevo sentimiento que quedaría grabado en sus corazones y su ser de ahora en adelante. 

 

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Rapunzel 🌻Jung Hoseok🌻©Where stories live. Discover now