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El dolor es indescriptible, el pecho le dolía más que nada en ese momento, sus gritos mientras tenía a su alma gemela entre sus brazos desangrándose se escuchaban por el pasillo vacío.

–No me dejes, no me dejes– dijo escondiendo su rostro entre el cuello– por favor no lo hagas, Wen.

Wendy solo la miraba con las lágrimas en su rostro maltratado, no podía hablar, no tenía las fuerzas suficiente para hacerlo. ¿La vida era tan frágil? Sí.

Aquel hombre de ojos azules se levantó y camino tomándola del cabello dejando a la chica en el suelo agonizando, la arrastro hasta la cama y se tumbó sobre ella repartiendo con sus asquerosos labios besos obscenos, entonces aquel rayo de luz que empezó a perder se encendió de una manera descomunal cuando aquel hombre fue derribado por otro cuerpo.

–Tranquila– se asustó cuando una manos pequeñas y calientes la tocaron– calma corazón, soy Jimin ¿Si?, respira... eso– la abrazo cuando comenzó a llorar a gritos– calma, te sacaremos de aquí.

Mientras Jimin trataba de calmar a la pobre chica, Hoseok golpeaba sin piedad aquel hombre, no se podía defender pues cuando trataba ya venía el siguiente.

– ¡Deja que lo mate!– grito cuando uno de sus amigos lo tomo debajo de los brazos, la furia lo cegama, todo en su punto de vista era rojo. No merecía respirar por tocar a su niña.

– ¡Cálmate!– Yoongi grito– debemos irnos, Jungkook saco a las chicas y las llevo al pueblo, Hoseok concéntrate.

– ¡Toco a mi girasol!– dijo entre dientes mientras seguía observando al hombre en el suelo– lo matare.

–Bien, lo harás– asintió– pero ahora debemos salir de aquí, su hermana necesita atención y ella igual.

– ¡Hoseok!– el grito del rubio los asusto– tenemos que sacarla de aquí– sus ojo se agrandaron cuando la vio desmayada en los brazos de su mejor amigo.

–Llévenla al auto– el rubio asintió y salió de allí con la chica en brazos–Hoseok– dijo bajo llamando su atención, su mirada estaba en la chica en el suelo. Suspiro tocando su pulso– no...

–No lo digas– negó soltando las primeras lagrimas– ¿Cómo mierda paso esto?– alboroto sus cabellos.

–No debiste tocarla... ella es mi futura...

–Cállate pedazo de mierda– Hoseok pateo sus costillas sacándole un quejido, con fuerza tomo su camisa ensangrentada y lo atrajo– tú te iras con nosotros, esto– señaló a la chica en los brazos de su amigo– no te lo voy a dejar pasar, y menos lo que le hiciste a mi chica.

...

El auto iba en un silencio tenso, Yoongi conducía mientras Jungkook iba de copiloto, en la parte trasera un Hoseok traía en sus piernas a su chica, y al lado un Jimin tapando con una manta a la chica que siempre apoyo a su mejor amigo, que siempre la considero otra hermana; ahora se hallaba fría y pálida.

En la cajuela iban los dos hombres que habían causado tanto daño, de eso se ocuparían.

– ¿Qué haremos?– pregunto el rubio rompiendo el silencio.

–Evacue las instalaciones, puedo regresar después y rociar gasolina– Jungkook hablo, su mirada perdida en la ventana– ¿Qué harás con esos dos?

El silencio se hizo presente nuevamente, su cabeza no maquinaba nada desde que tenía a su lindo girasol en brazos. Pensaba como demonios le diría que perdió a su hermana, que no llego a tiempo, se sentía culpable por no salvar aquello que ella amaba.

–Regresa al orfanato– susurro a lo que Jeon asintió– rocía todo, espérame en el sótano junto con ellos dos.

– ¿Qué harás?– pregunto Yoongi observando el camino.

–Lo que debí hacer horas atrás.

...

La hora de la madrugada fue la peor en aquella casa de ventanales grandes, el grito y el llanto fue doloroso para todos los que estaban presentes allí. Amber había llorado hasta quedarse dormida junto a la esposa de Jungkook, no quería escuchar a nadie, no culpo a nadie, solo saco aquel dolor que no podía tener en si misma.

Hoseok estaba destrozado, estaba tan arrepentido de no llegar a tiempo.

Después de verla llorar esas horas tomo la ducha mas fría que pudo, dejo que algunos se quedaran a dormir mientras el tomaba sus llaves y partía de nuevo a donde aquellos dos hombres le habían causado tanto dolor a su girasol. Sus manos temblaban de la hipotecnia en el volante, no había música y el silencio lo ayudaba a mentalizarse que ahora tenía algo que hacer.

Estacionando no muy lejos de aquella entrada observo una motocicleta sabiendo ya de quien era, camino a paso lento hasta abrir la puerta trasera y bajar unas cuantas escaleras en concreto y un angosto pasillo con olor a moho. Su corazón se aceleraba mientras más llagaba a la famosa puerta donde estaban aquellos imbéciles, se sentía tan mal emocionalmente.

–Llegaste, ven– dijo el pelinegro cuando lo observo entrar.

Más adelante en dos sillas metálicas estaban aquellos individuos esposados, y amordazados. El pelinegro tomo una cubeta y baño en agua helada a ambos despertándolos sin cuidado alguno.

–Señores– Hoseok sonrió ladino y camino alrededor, quería terminar aquello rápido– no les preguntare como se sienten porque obviamente no pueden hablar, pero me alegra que no puedan hacerlo, me gustaría escuchar esos gritos de agonía– bajo su cabeza mientras observaba sus zapatos negros– Kim Wendy era una chica dulce, extrovertida, animada, amaba todo y a su hermana. Se empeñó, soñó y quiso llegar a la meta de ver la felicidad de esta y su libertad, quería todo lo que implicara sentirse bien y ser eso... feliz– sonrió con tristeza, una pequeña lagrima traicionera rodo por su mejilla– me animaba a seguir buscando aquella chica que me cautivo, me gusto y me enamoro con su dulce sonrisa.

Aquellos hombres solo escuchaban, es rector solo negaba con miedo, hasta allí podían oler el olor a combustible. Jungkook estaba en la pared lejana de brazos cruzados observando todo.

–Le quitaron lo más valioso a ella, me quitaron una buena amiga y futura hermana– suspiro– le quitaron la vida a una buena persona, no niegues– le dijo al rector quien negaba entre lágrimas– fuiste participe de esto en cuanto la vendiste a esta porquería, en fin. – el castaño se levantó y de su chaqueta saco un encendedor– literalmente no me gusta el fuego, pero... hoy quiero utilizarlo, así será un abreboca de lo que les tocara en el infierno.

Ambos se comenzaron a remover con miedo en las sillas, uno con lágrimas y el otro entre rabia. Jungkook tomo aquel pequeño objeto y termino de esparcir el combustible en sus cuerpos. Se alejó y observo como su amigo los encendía, los gritos eran tapados gracias a las mordazas.

–A casa, Jeon.

–A casa, Jeon

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Rapunzel 🌻Jung Hoseok🌻©Onde histórias criam vida. Descubra agora