🍃 Malhumor & Depresión 🌊 [ SaneGiyuu ]

VII

Segundo plan: Hacer que almuercen juntos.

Al principio Kyojuro y Tengen no sabían la comida favorita de ambos, por lo que improvisaron. Uzui preparó su comida favorita (pez crudo) para Sanemi, y Kyojuro su comida favorita (batatas) para Giyuu.

Cada uno estaba en diferentes lugares pasando el rato y hablando de demonios, pero "casualmente" se encontraron en el mismo bosque. Sanemi frunció el seño al ver al peli negro ahí y Giyuu se puso tenso.

Todos se sentaron juntos haciendo un pequeño circulo para poner la comida en medio y empezaron a comer alegremente sin dirigirse la palabra, aunque obviamente, Uzui y Rengoku se retiraron al instante.

—No entiendo por qué estás con Rengoku últimamente Tomioka ¿Son pareja? —Suelta Sanemi haciendo sonrojar al mencionado. —¿Si sabes que Uzui está con él no?

Auch.

Giyuu sintió su corazón apretarse al escuchar eso. Inconscientemente había empezado a enamorarse del pilar de la llama por las atenciones que estaba recibiendo de éste.

—Maldito, respondeme —Le dice molesto y le lanza un trozo de comida, Giyuu no piensa esquivarlo por lo que simplemente se queda callado. Sanemi al ver que Uzui no estaba y no pensaba volver se levantó y se fue del lugar.

Segundo plan, fallido.

Tercer plan: Encerrarlos en un cuarto o algo mas pequeño.

Sanemi estaba artandose de ver que Uzui lo buscara a cada momento. Empezaba a pensar que quería algo con él, pero sabiendo que Uzui no era capaz de serle infiel a Kyojuro desechó esa idea. Asi que ahora se encontraba afuera de una casita abandonada dónde supuestamente se reuniría con Tengen, habían pasado demasiados minutos y ya estaba aburriendose, así que entro a la casa sin esperar más.

Al hacerlo vio una especie de caja grande en el suelo y gritos desde adentro. Rápidamente se apresuró a abrirlo, pero ¡PUM!

Cayo en la trampa y ahora se encontraba con Giyuu allí dentro.

—Maldito emo depresivo, ¿Porqué tengo que encontrarme contigo cada vez que me quiero alejar? —Dice gruñendo y Giyuu sólo voltea su rostro al ver lo pegados que estaban.

Era incómodo.

Sanemi hacía lo posible para no caer y Tomioka simplemente pedía salir (dando patadas para hacer que los escuchen). Habían pasado algunos minutos, y sí, Sanemi se estaba cansando, sí, tenía asco, sí, quería matar a alguien. ¿A Tomioka? ¡Pues claro!

Tenerlo bajo suyo y con una expresión más calmada que la suya lo hacía enojar. —¡Oye, tú estás echado! ¡Me voy a echar, no me importa si te aplasto!