🍃 Malhumor & Depresión 🌊 [ SaneGiyuu ]

XIII

-¡Tomioka-San! ¿Qué lo trae por aquí? - Preguntaba el joven peli burdeos al ver al chico entrar a su habitación. -Estoy en recuperación, ¿cómo está usted?

-Bien...

-Oh, que bueno.

-Quería hacerte algunas preguntas.

-¡Bien!

Giyuu tomó asiento al costado suyo y empezó a interrogarle sobre cómo fue su vida con Nezuko y si realmente no había comido un humano. El chico era honesto, no mintió ni lo hizo sentir incomodo, Tomioka sintió un gran alivio al saber que la demonio en realidad había ayudado a salvar tantas vidas.

-Tomioka-San... Lo veo decaído, ¿puedo hacer algo por usted? -Pregunta el menor ladeando su cabeza -Su olor muestra-

-Debo irme, mañana vengo. -Lo interrumpe y sale de la habitación sin dejar de terminar al chico.

Suelta un suspiro pesado y se limita a caminar fuera de allí dirigiendo su mirada al suelo. No sabía que hacer, y tampoco podía ir con Sanemi, se sentía culpable de todo, si tan sólo no hubiera dicho estupideces todo estaría mejor ahora...

Una semana había pasado desde aquél momento. Sanemi y Giyuu no se habían dirigido la palabra.

-Shinazugawa que te-

-¡No me jodan! ¡Ya les dije que estoy bien!

-Wou, ¿no arreglaste las cosas con Tomioka aún?

-Ese maldito ya no me interesa. -Soltó último y desapareció del lugar dejando a Tengen y a Kyojuro confundidos.

Sanemi había vuelto a ser el mismo de antes.

Su malhumor había disminuido al estar con Tomioka, e incluso había empezado a llevarse bien con los demás, no entendían que había pasado cómo para que vuelva actuar de esa forma, pero sabían que Tomioka era el principal causante de ello.

-Hablaremos con Tomioka, debe ser un problema de pareja algo grave, vamos Kyojuro. -Le dice Tengen decidido y hace que Rengoku se suba en su espalda para empezar su recorrido.

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Tomioka no se había dado cuenta, pero en los entrenamientos que empezó a tener con Tanjiro éste había empezado a sentir algo por él.

Siempre entrenaban a partir de las cinco de la tarde, Giyuu no era buen maestro ni buen instructor, pero el chico hacía que se olvidara de ello y ponía su esfuerzo de más. Sus días se habían vuelto alegres al pasar tiempo juntos, aquel joven peli burdeos siempre lo hacía reir y subir el ánimo.

Ahora ambos se encontraban dentro de la finca del pilar del agua, tomando un descanso después de todo lo que habían echo.

-Giyuu-San, estoy muy feliz de poder entrenar con usted. -Le decía el menor con una de sus características sonrisas. -Tambien quería decirle que... Bueno -dudó -, en toda ésta semana he estado dándome cuenta de mis sentimientos.