"...Los primeros meses luego de roto el vinculo era tal el dolor que sentía que no podía respirar, como si su caja torácica se rompiera y su corazón se comprimiera. Lloro hasta que sus ojos no pudieron derramar mas lagrimas..."
Izuku es un alfa que...
Luego de ingresar al bar club y caminar entre la muchedumbre se dirigieron a una especie de trono que se encontraba junto a una gran mesa en el centro del recinto. Katsuki se encontraba sentado entre las piernas de Kirishima con su codo sobre el apoyabrazos del trono sosteniendo su mentón en la palma de su mano.
El aburrimiento era interminable, sin contar la peste esos asquerosos alfas. Todos venían a saludar a la nueva pareja. El rubio solo se dedicaba a arrugar su nariz y mirar con desprecio a todos los que se acercaban. Le divertía ver las miradas asesinas que le daban sin poder si quiera tocarle un cabello.
Contrariamente el pelirrojo se encontraba dichoso recibiendo las felicitaciones por haberse emparejado por un esplendido omega.
Repentinamente su lobo comenzó a inquietarse, chillaba nerviosamente listo para liberarse. Necesitaba salir de ese lugar.
-Cachorrito ¿te encuentras bien? estas liberando demasiado tus feromonas.- el pelirrojo apretó sus piernas.
Estaba liberando sus feromonas pero no para él sino para alguien más, su alfa se encontraba en ese sitio y su lobo se estaba desesperando.
-Quiero irme.- respondió el rubio.
-¿Irte? pero acabamos de llegar, esta es tu fiesta.- respondió decepcionado el pelirrojo.
-¡Si es mi puta fiesta quiero que termine!- exigió el omega apretando la entrepierna del alfa.
-Quiero tener sexo ahora, ya, de inmediato.- continuo, esa era la única forma de hacerlo cooperar.
-Sus deseos son ordenes.- le respondió levantándose y dirigiéndose a la puerta.
Mientras caminaban en la multitud lo encontró, su lobo aulló confirmándolo. Su alfa. Ahí estaba frente a él, sus ojos se encontraron por un instante. A penas pudo verlos pero estos eran de color verde como las hojas de ginkgo o las piedras mas preciosas. Quiso ir tras el pero seria peligroso. Primero debía liberarse de Kirishima.
Pero si él estaba allí ¿pertenecía a la organización? ¿Era un subordinado? ¿Qué hacia ahí? ¡¿Por que había una puta sostenida de su brazo?! Miles de preguntas inundaban su cabeza. Pero lo primero era deshacerse del pelirrojo.
Ingresaron al ascensor y el rubio se lanzo a los brazos del pelirrojo besándolo desenfrenadamente, Kirishima apenas podía seguirle el paso. Uso su huella digital y ascendieron hacia el pent-houses.
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Izuku seguía pasmado, el contacto visual había sido por una fracción de segundo pero fue suficiente para confirmarlo, era él, él era su omega. Sus ojos eran rojos y ardían como el fuego diciéndole que vaya tras él.
