Caminé hacia los jardines, hoy tendríamos otro almuerzo al aire libre. Esta vez Mehmed prometió asistir, ya que era la primera vez que estaba ocupado con asuntos de Divan. En el camino conocí a Nurcihan. Había detenido a uno de los agas y le estaba preguntando algo groseramente.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Me acerqué y escuché sus siguientes palabras.
- Eso es cierto?
- Por supuesto Kadin, todo el mundo ya lo sabe. La familia de la Sultana Hasret está aquí para llevársela. El príncipe ya ha sido informado. - respondió el aga y ella sonrió dejándolo volver a su puesto con un saludo.
Me di cuenta de lo radiante que estaba y puse los ojos en blanco. Al menos el aga no habló sobre el matrimonio, lo que significa que Mehmed lo mantuvo en secreto, al menos hasta la llegada del sultán. Continué por el camino que conducía a mis habitaciones cuando Nurcihan se fijó en mí y se volvió hacia mí con orgullo.
Arqueé una ceja lista para pasar junto a ella cuando me detuvo.
- Hasret, debo felicitarte. Pronto volverás a donde perteneces. - Comentó con una mueca de desprecio.
- Nurcihan, no deberías creer en tantos rumores. Cómo puede el príncipe dejar ir a la madre de sus tres hijos? Es imposible. - Respondí a la ligera y ella dejó de sonreír de inmediato.
Pasé junto a ella y continué mi camino. Al llegar al jardín encontré el toldo con varios cojines alrededor junto con comida y bebida. Poco después, Mehmed apareció del otro en el jardín. Avancé rápidamente y él tomó mi mano llevándonos a los asientos. Ocupó el asiento principal conmigo a su lado.
- Pareces emocionado. - comentó besando mis manos y yo me sonrojé.
- Estoy muy feliz Su Alteza. Poder estar contigo y con mi familia al mismo tiempo es como un sueño. - le respondí con sinceridad y él sonrió.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Pronto llegó mi familia del otro lado y rápidamente me levanté para recibirlos. Una vez que se instalaron, mi padre no esperó a que yo hablara antes de preguntar:
- Qué dijo el sultán? - porque estuve aquí, no fue necesario que viniera el traductor.
Por eso mi padre le preguntó directamente a Mehmed, pero que yo le transmitiera sus palabras. Lo miré críticamente, ni siquiera trató de ser amigable.
