𝐶𝑒𝑟𝑒𝑚𝑜𝑛𝑖𝑎

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Volví a mirar la cara del bebé en mis brazos. Mi hija mayor, una chica tan hermosa como la luz del sol, me hacía sonreír con cada respiración.

- Ella es tan hermosa. - murmuró Mehmed a mi lado sosteniendo a nuestro segundo hijo.

El segundo estaba en sus brazos y el tercero dormía en la cuna a mi lado.

- Que sería hermosa no tenía ninguna duda, solo mírame. - le respondí con una sonrisa traviesa y él se inclinó besando mis labios dulcemente.

- Su Majestad llegará en unos días para la ceremonia, es la primera vez que tenemos trillizos en nuestra Dinastía. Está ansioso. - me confió cuando nos separamos.

- Aún no me has dicho por qué tardó tanto. - pregunté frunciendo el ceño.

- Hicimos algunas paradas, en cuanto supe que estabas dando a luz me apresuré. - Sus ojos brillaron con amor y sonreí de acuerdo.

No importa cómo, lo había hecho a tiempo y eso era lo que importaba. Gracias a su cariño, había logrado tener la fuerza para tener a nuestros hijos.

- Estás aquí ahora, no te vayas tan pronto. - murmuré haciendo pucheros.

Se rió y nuestro hijo en sus brazos se movió inquieto. Mehmed se apresuró a tranquilizarlo mientras yo escondía una risa y miraba a nuestra pequeña hija en mis brazos.

- Ahora eres madre, necesitas madurar más. - respondió con una sonrisa, pero sus palabras estaban destinadas a advertirme.

Me encogí de hombros. Tomé a mis hijos en serio desde el momento en que me di cuenta de que estaba embarazada, yo sería responsable, por supuesto, pero eso no significa que tenga que ser una piedra. Quiero que sean tan felices y amados como yo, que lo sean aún más.

- No te preocupes tanto. - Respondí simplemente y extendí la mano para mirar al chico en sus brazos.

Los tres tenían mis ojos, pero el resto eran todos Mehmed. Los chicos parecían casi iguales, pero tenían algunas características que los diferenciaban. La niña parecía ser su propia persona, con rasgos delicados y mirada serena. Mehmed suspiró y lo soltó.

Hablamos un poco más de cómo fueron las cosas en su ausencia y pronto llegaron las enfermeras para colocar a los bebés en sus cunas. Mehmed me besó por última vez antes de volver a sus habitaciones y dejarme descansar.

El Sultán llegó tres días después y hasta entonces yo me estaba recuperando y pude levantarme e ir a dar paseos cortos

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El Sultán llegó tres días después y hasta entonces yo me estaba recuperando y pude levantarme e ir a dar paseos cortos. Me sentía mejor cada día, después de dar a luz, volví casi por completo a la vida activa y me hizo sentir mejor de lo que pensaba.

Mehmed me había dado habitaciones aún más grandes y más creadas para ayudarme. Visitó Nurcihan, más para ver a Hümaşah que nada, y luego vino a mí y a nuestros pequeños.

𝐇𝐀𝐘𝐀𝐓𝐈𝐌, mehmedHikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin