𝐇𝐀𝐘𝐀𝐓𝐈𝐌, mehmed

𝑁𝑢𝑒𝑣𝑜 𝑛𝑜𝑚𝑏𝑟𝑒

Ya no servía a Sultana Şah a diario. Siendo parte del harén de Mehmed, ahora tenía mis propias habitaciones en el patio favorito, al menos hasta que fue Manisa. Las cosas habían cambiado tan drásticamente que todavía me costaba creer que esta es ahora mi vida.

Ya no era una dama italiana que algún día se casaría con un extraño con lo mejor de la familia. Ahora estaba atrapado con un hombre al que amo y él también me ama, pero cuánto tiempo duraría?

Al casarme con un extraño, al menos sabría que nadie podría reemplazarme, después de todo sería la esposa. Pero con Mehmed no sería nada, solo tu amor por el momento que podría dejar de lado tan pronto como llegara una chica más interesante.

Estar con él hizo que la nostalgia desapareciera y los días pasaran más rápido, pero no pude evitar escuchar la vocecita que me decía que nada de esto iba a durar.

No podía escuchar esa voz, a pesar de que todo mi cuerpo quería encogerse y dejarlo pasar día tras día, no podía hacer eso. Siendo el orgullo mi mayor razón, no podía dejar que me apartara tan fácilmente.

Viviendo en el palacio escuché todas las historias asombrosas sobre Sultana Hürrem, madre de Mehmed, y Sultana Mahidevran. Cómo llegó Sultana Hürrem y tomó el lugar de Sultana Mahidevran en todos los sentidos y ahora ella es solo una mujer desfavorecida que todos comentan sobre los días antiguos.

No podría ser así, sobreviví a esos bárbaros en este palacio y sobreviviría sobre todos los que se interpusieran en mi camino. Incluso si tengo que envolverte en un puño apretado, no te dejaré ir.

Tener un hijo me garantizaría un lugar, por supuesto, pero Sultana Mahidevran también tuvo a Mustafa cuando perdió su favor y ahora ni siquiera el príncipe tiene el apoyo de su padre, todo va para Mehmed. Sé que tiene una hija y otro favorito en Manisa, no tengo intención de hacer nada contra ellos.

Solo quiero que de ahora en adelante tenga ojos solo para mí, que me ame solo a mí, que tengamos un amor aún más fuerte que Sultana Hürrem y el Sultán.

Podría hacer eso, ayudarte a ganar ese trono y reinar contigo. Eso tendría que compensar el dolor y la ira de mi familia y que el mío tenga nuestro nombre en la historia como debería ser.

Sonreí al espejo frente a mí, desde que consumamos nuestro amor hace unas semanas, ya no dormimos separados. Todos los días nos encontramos en el jardín, igual que nos vimos por primera vez, y todas las noches voy a sus habitaciones. Me preguntaba si sería así en Manisa, pero pronto descarté ese pensamiento, sería más difícil, por supuesto, quizás mi mayor calvario, pero no me dejaría vencer.

- Hora de irse, señorita. - Kalfa me llamó. Asentí con la cabeza y fui tras ella hacia las habitaciones de Mehmed.

Caminamos por todos esos pasillos en silencio y cuando llegamos a la puerta, las puertas se abrieron rápidamente para que yo entrara.

- Mi hayatim. - Sonreí con su apodo. Desde que nos conocimos Mehmed me llama así, al principio me pareció extraño escuchar tanto cariño en una palabra, pero ahora me calienta el corazón.

Corrí a besarlo y mostrarle toda la nostalgia que sentí durante el día, hoy no fuimos al jardín secreto, Mehmed me dijo que tenía una reunión de última hora con el Sultán así que fui a servir a Sultana Şah.

- Me extrañaste? - susurró divertido contra mis labios, alejándose y mirando mi rostro.

- Siempre te echo de menos. - Respondí y vi su rostro iluminarse con una sonrisa.

- Ven aquí, tengo que decirte algo. - Me empujó para sentarme en la cama, la sonrisa de antes ahora reemplazada por una cara seria.

- Sucedió algo?