𝐿𝑜 𝑞𝑢𝑒 𝑦𝑜 𝑞𝑢𝑖𝑒𝑟𝑜

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Los días se convirtieron en semanas y las semanas en meses. Mehmed había estado haciendo campaña con el Sultán durante dos meses, me enviaba cartas con frecuencia, a las que respondía con todo mi amor y preocupación.

Me había hecho amiga de algunas chicas del harén, como Amelia y Clara, las habían traído juntas desde Grecia y estaban más unidas que las demás, pero siempre me hicieron sentir bienvenido.

- No crees que es mejor ver al médico ahora, Hasret? Has estado así durante días. - Amelia sugirió preocupada, pero yo solo negué con la cabeza.

Tenía una idea de cuál podría ser la causa de todas mis náuseas y somnolencia, pero no estaba lista para decirlo en voz alta, y mucho menos mientras Mehmed todavía estaba lejos de mí. Quería aferrarme a él todo el tiempo que pudiera, para que él pudiera estar conmigo o de lo contrario podría decírselo personalmente, pero parecía que no iba a suceder.

Mi barriga crecía cada día más y no ayudaba que quisiera comer todo el tiempo, solo Amelia, Clara y Rabia sospechaban, y la última te acabo de decir por qué necesitaba su ayuda.

Rabia era una mujer seria y muy meticulosa, incluso me gustaba cuando no me mandaba. Ella se estaba ocupando de mí y de mi situación mientras el príncipe estaba fuera, pero como Amelia, quería que fuera a visitar al médico, pero no estaba lista, todavía no.

- No quiero hacer esto sin él. - esa fue mi respuesta a todas las veces que me preguntaron al respecto.

Amelia solo suspiró y tomó mi mano.

- El príncipe querría que cuidaras de Hasret, querría que tú también cuidaras de su hijo. - respondió ella y yo aparté la mirada.

- No puedo. - murmuré y ella hizo un gesto para liberar mi mano e ir a buscarme un poco de agua.

Estaba solo en ese lugar, perdí todo lo que era valioso y amado para mí, pero ahora tenía a Mehmed y aún no lo sabía, pero me había dado un nuevo propósito, una nueva familia. Lo quería aquí a mi lado cuando dije eso.

Tragué las lágrimas que amenazaban con caer y acepté el vaso de agua de Amelia bebiéndolo de una vez.

- Tengo hambre. - confesé y ella sonrió por primera vez desde que empecé a vomitar.

- Cuándo no tienes hambre? - picó y yo hice un puchero mirando al otro.

La escuché reír y casi me uní a ella.

- Mírate! Será una Sultana y todavía hará pucheros! - señaló y volvió a reír y esta vez no pude soportarlo y sonreí.

- Todavía no soy Sultana, así que puedo hacer lo que quiera. - Respondí y le saqué la lengua, lo que solo la hizo reír aún más.

- Qué tiene de divertido? - preguntó Clara entrando a mis habitaciones con una bandeja de comida.

Me levanté y tomé la bandeja de sus manos yendo a la mesita del centro y sentándome a comer.

- Nuestro querido amigo que necesita crecer. - respondió Amelia divertida y yo la miré fea, poniendo otro trozo de comida en mi boca.

- Esto no es nuevo. - respondió Clara frunciendo el ceño, pero pude ver la sombra de una sonrisa en su rostro y le tiré una uva pequeña.

- Oye! - Saltó y se alejó mirándome fea y yo me reí junto a Amelia.

- Incluso si algún día soy Sultana, no quiero ser demasiado seria ni demasiado aburrida. - comenté pensativamente.

- Como asi? - preguntó Clara sentándose a mi lado y cogiendo una uva.

- Vi unas Sultanas antes de venir aquí y me parecieron tan duras como el hierro, además escuché lo que es cuidar a los niños poco después, llenos de sirvientas y nunca pasar tiempo real con ellas. Mis padres no tenían tantos sirvientes para cuidar de mi hermano o de mí, mi madre seguía de cerca nuestras actividades y nos cuidaba la mayor parte del tiempo, eso es lo que quiero. - Dijo sinceramente.

Realmente no había pensado en cómo sería después, pero tenía la sensación del tipo de madre que quería ser, el tipo de mujer en la que me gustaría convertirme. Del tipo que podría ser bueno para Mehmed y nuestra familia, pero que no se perdería en el camino.

- Entonces planeas ser una buena madre? Esto no parece difícil. - dijo Amelia con una sonrisa uniéndose a nosotros.

- Quizás, sé que en el palacio las reglas son diferentes, pero no me importa. Es mi hijo, haré lo que quiera. - Me encogí de hombros y volví a comer.

Amelia y Clara se miraron la una a la otra por un momento y me miraron.

No tienes que preocuparte por eso ahora, Hasret, cuando llegue el momento, todo saldrá bien. - dijo Clara suavemente.

- Si es niño, tendrás menos control, el príncipe esperará a que se sigan las reglas. - Amelia dijo que lo sería, pero sabía que solo estaba tratando de alertarme.

- Niño o niña, haré lo que quiera. - repetí con una sonrisa descarada y ella sonrió.

- No tienes forma, verdad? - Amelia preguntó con reproche, pero con una sonrisa en su rostro.

- Pásame esas frutas y deja de molestarme! - murmuré con un puchero y las dos se rieron.



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𝐇𝐀𝐘𝐀𝐓𝐈𝐌, mehmedWhere stories live. Discover now