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Seungmin detuvo el auto frente a la casa desaliñada y se bajó rápidamente de éste, dando un fuerte portazo que probablemente despertó a más de un anciano en ese barrio y asustó a los animales callejeros de alrededor.

─¿Estás bien? ─se apresuró en preguntar, tomó el rostro de Renjun entre sus manos y lo examinó con mucho cuidado.

Renjun se apartó, retrocediendo un paso y limpiando la gota de sangre que había vuelto a salir de su nariz, luego de gastar todo su papel higiénico unos minutos atrás.

─Te dije que no vinieras, Seungmin.

─¿Qué pasó?

Como odiaba cuando no le obedecía, aunque dentro de sí, Renjun sabía que necesitaba escapar de ese lugar lo antes posible. Pero nunca le gustó depender de Seungmin en ese aspecto, siente que se aprovecha de su buena voluntad.

─Querían de mi dinero para ir por licor ─dijo elevando los hombros. Estaba acostumbrado a esa situación, tanto que ya ni siquiera le afectaba en lo más mínimo─. Claramente no se los entregué, y bueno, ya sabes qué es lo que sucede después de negarme.

Seungmin presionó sus labios en una línea, quería maldecir, y si es posible, ir hasta esa puerta y romperla a patadas para darle su merecido a las personas que se atrevían a marchar el rostro de Huang Renjun con sangre. Y si aquello no se podía, al menos que sirviera como una advertencia. Pero, como era de esperarse, en cuanto dio el primer paso, Renjun lo detuvo, sujetándolo por el brazo con tanta fuerza que nadie creería que poseía.

─No valen la pena ─volvió a hablar.

─Es fácil decirlo, ¿no te parece? ─su voz gruñona demostró cuánto le molestaba la situación─. ¿Qué viene después? ¿Te van a quebrar un brazo o tal vez te dejan en el hospital?

─Seungmin ─lo llamó con tanta suavidad que estaba muy fuera de contexto─, han hecho cosas mucho peores que ni te imaginas.

─¿Y entonces simplemente lo dejamos así? No es algo que ignoras, Renjun.

El recién nombrado suspiró.

─Estoy trabajando para juntar dinero y salir de aquí, no todos nacemos con estabilidad económica, Seungmin.

─Pero yo...

─No, no lo harás ─lo cortó sin siquiera darle la mínima oportunidad de seguir hablando. Sabía lo que iba a proponer y Renjun no quiere sentirse como una carga.

Seungmin lo estuvo mirando fijo por unos cuantos segundos que más tarde se convirtieron en minutos, había comenzando una lucha de miradas que no iba a ganar, siempre era así. Puede ser la persona más insensible de todo el maldito mundo, puede que sea un poco egocéntrico y hasta egoísta, tiene una meta en su vida y el éxito es su mayor prioridad, pero cuando se trata de Renjun... Pierde. Siempre pierde.

─Está bien ─acabó por asentir, mientras mojaba sus labios y le extendía una mano al otro chico─. ¿Y tus cosas?

Renjun se quejó, no obstante, le entregó su bolso con ropa para la noche a Seungmin y éste último la subió a su amado Jeep verdoso. Tardó en reaccionar, al menos debía poner un poco de resistencia, ¿no?

Y en un pestañeo, se encontraba sobre el vehículo, observando por la ventana, escuchando una canción lenta en la radio y reconociendo el camino hacia la casa de Seungmin. Era de esperarse que lo llevaría hasta allá, pero siempre tenía la pequeña esperanza de que no fuese así, y en cambio, prefiera dejarlo botado en algún lugar.

Donde Huang Renjun merecía estar.

─¿Por qué sigues haciendo esto? ─preguntó sin apartar la vista de la ventana.

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