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Abriendo los ojos al sentir un dolor punzante en su costado, la joven brinco asustando a la campesina que la curaba.

— ¡N-no te muevas por favor! —se quejo asustada la campesina, ya suficiente era sus sorpresa el haber llevado a esa joven hasta su Casita— ¡E-estoy tratando de curarte! —

Un silencio abrumador fue la respuesta.

¿Cómo había llegado a ese punto?

Bueno, Jennie iba recolectando algunas cosas para hacer de comer y había visto a la joven tirada en el suelo sangrante de un costado y con una flecha ahí.

La flecha era bastante grande en realidad, como del tamaño de Jennie en sí, pero estaba enterrada en el suelo justo al lado del costado de la joven sangrante, posiblemente había sido una flecha caída de los soldados del reino.

Así que muy asustada, la castaña había llevado a rastras a la joven en dirección a su casa para curarla, quizá podría salvarla, pero no sabía si seguía viva en primer lugar.

Así que grande era su sorpresa la verla despertar tan violentamente y solo permanecer callada ante él dolor que debía estar sintiendo.

Y hablando de la joven que ahora se había vuelto a acostar y permanecía callada y sumamente quieta dejando que Jennie la moviera como quisiera.

Jennie nunca había visto a nadie con los ojos así de negros, no podía siquiera distinguir la pupila del iris y tampoco había sido blanco de una mirada tan mordaz e intensa. La joven tenía los cabellos negros, tan negros como el carbón, quizá más, la piel algo dorada y los rasgos tan finos así como marcados la ponían nerviosa.

Ella por su parte era bastante común, tampoco era muy linda en relación con los estándares de su pueblo.

— L-listo, s-sólo ten cuidado cuando te levantes —dijo temblorosa sosteniendo a la joven de los hombros, se sorprendió debió a la caliente piel de esta, pero no la soltó, la sentó con cuidado y se alejo para tomar una toalla húmeda— Espera, creo que tienes fiebre, esto te ayudará —

— Esta bien —respondió la pelinegra con voz ronca observando su cuerpo, solo estaba vendada del cuerpo, igual tenía algo extraño rodeandola— ¿Qué es esto? —

— Son... Pantalones que hice para ti —dijo Jennie extrañada por su pregunta—

— Y... ¿Quien eres? —preguntó sintiendo la garganta seca— dame agua —

— ¿Eh? —

— Agua, te estoy pidiendo agua —repitió la pelinegra levantándose como si nada y buscar algo en el lugar— ¿Vives aquí? Esta horrible —

— ¡Oye! —

— Mejor dime quien eres —dijo la pelinegra quitándose la venda que Jennie le había puesto y también quitándose la toalla de la cabeza, su pecho quedó expuesto provocando un gran sonrojo en Jennie, pero también mucha sorpresa al ver como la herida del costado se cerraba rápidamente—

— Me llamo Jennie —dijo la castaña tomando una camisa y poniéndosela a la pelinegra entre quejas—

Iba a hacer como si no vio eso, total, esa mujer ya era bastante rara de por sí.

Sin embargo cuando se dio la vuelta buscando agua, no se dio cuenta como los ojos de la pelinegra cambiaban a ser azules con la pupila vertical al verla.

Era algo instintivo de los dragones esconder su naturaleza ante los humanos.

The dragon's fortune (Completa) Where stories live. Discover now