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Abriendo los ojos pausadamente, Jennie sintió su cuerpo ligero y más fuerte de lo usual, todo estaba oscuro y unos pequeños ojitos rojos la miraban, los reconocería donde fuera, así que no se asusto.

Sin embargo si se sorprendió cuando una línea de fuego rosa iluminó la cueva y vio que no estaba ni en su casa ni en algún lugar conocido, la pequeña cosa que parecía una salamandra se bajó de la cama y la vio aumentar su tamaño a un dragon negro mediano y le sonrió y luego a uno enorme que casi chocaba con el techo de la cueva. Finalmente la figura humanoide de Lisa se hizo presente y sus ojos rojos cambiaron a azules.

— Estaba preocupada —fue lo primero que dijo— duraste más de un día dormida y pensé que curarte no fue suficiente, ya estaba pensando en usar magia —

— ¿Y los tipos? —preguntó Jennie alterada recordando los sucesos anteriores y un escalofrío recorriera su columna vertebral— ¿Te hici-

— Los mate a todos —dijo Lisa frunciendo el ceño— Me encargue de que sufrieran una muerte dolorosa por lo que te hicieron —gruñó mostrando sus colmillos, las pupilas se hicieran verticales y todo su ojo rojo debido al enojo—

Relamiendose Jennie solo guardo silencio, observo su alrededor con tranquilidad, estaba en una cama enorme y vestía ropa fina, tras ella una montaña enorme de oro reposaba y parecía duplicarse a cada momento por alguna extraña razón.

— ¿Dónde estamos? —preguntó Jennie inocentemente y Lisa recobrara la postura—

— Estamos en mi hogar —dijo Lisa— Te cure, te cambie y te puse junto a mi  oro —dijo Lisa con simpleza— nadie toca el tesoro de un dragon y si estas ahí nadie te tocará ni un cabello de tu bella cabecita —sonrió mostrando los afilados colmillos que tenía y a Jennie le pareciera adorable por alguna razón—

— Con que de aquí sacaste las monedas de oro. Claro, con tanto dinero que son 5 monedas —suspiro Jennie— Sabía que los dragones tenían una fascinación por el oro, pero no pensé que fuera tanto, incluso parece que crece —

— Es porque está creciendo —asintió Lisa— yo cuido estas cuevas con otras dos dragonas de rango inferior, ellas ahora mismo deben estar robando más oro y lo transportan con magia a la cueva, sin embargo no viven aquí, es mi casa y a cambio de ayuda momentánea las dejo refugiarse —dijo alzándose de hombros— son jóvenes bribonas que disfrutan la vida y las persiguen para matarlas, nadie se acerca a mis dominios, así que aquí están seguras —

— ¡Señora Edhem! —se escucho un grito y las fuertes pisadas hicieran temblar a Jennie en la cama— ¡Volvió! —

— ¡Cuidamos la cueva en su ausencia y matamos a un intruso! —sonrió la otra dragonas tras la primera, una era roja y la otra tenía un patrón de escamas muy llamativo— ¡Hicimos con él lo que los dijo, así que nos concentramos en aumentar el oro! —

— Felicidades —asintió Lisa tranquilamente y ambas se hicieran figuras humanoides, el cabello de una siendo rojo y la otra tenía un cabello un poco extraño, todos los colores de sus escamas parecían hacerse gris oscuro— ¿Tomaron su recompensa? —

— La usamos para llevarlo a nuestra cueva —sonrió la pelirroja y Jennie mirara atentamente la cola y cuernos que sobresalían de su cabeza, no parecía humanas, ni en sus ojos ni nada por el estilo— ¿Cómo te sientes humana? —

— Es tímida, no la molestes —le pego en el brazo la otra dragona— Yo soy Zareen y ella es Scarlett, es un placer conocer a la pareja de nuestra señora Edhem —se presentó antes de que ella y su pareja hicieran una reverencia— le trajimos presentes para darle la bienvenida —señaló tras ella dos increíbles presas y un cofre que al abrir mostró ropas preciosas— para que permanezca bella y saludable —

En tanto Jennie no podía con la impresión mirando a Lisa que estaba revisando el cofre de ropas.

The dragon's fortune (Completa) Where stories live. Discover now