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Abriendo los ojos antes que Jennie, Lisa se levantó en la fría mañana de invierno, la casa helada y el piso igual le molesto, pero debido a su alta temperatura corporal no le molesto mucho.

En cambio miró a Jennie preocupada debido a que en cuanto se levantó comenzó a temblar.

En una cubeta de metal que tenía cerca, metió uno de los trapos que Jennie le había dado, la dichosa camisa y la encendió con una llama. Entonces esta comenzó a arder y Jennie pareció relajarse con el calor, simplemente la acomodo para que no se quemara y salió de la casa.

Como no había humanos cerca sus escamas seguían cubriendo su pecho y parte de la cara dándole más protección que la ropa.

— Mira nada más que tenemos aquí —habló la voz de un hombre y las escamas de Lisa desaparecieran al momento— Una mujer sola ¿necesitas ayuda? —preguntó burlón—

A Lisa le dio mala vibra ese sujeto, pero no se movió.

Simplemente se alejo sin decir nada, las nevadas eran peligrosas, los humanos que no eran Jennie eran peligrosos. Solo siguió caminando hasta que el hombre le tocó el hombro desnudo y entonces lo mordió con fuerza arrancandole un dedo.

Sus ojos cambiaron a una tonalidad rojiza debido al enojo que sentía de que un sucio humano la tocará.

Me voy a encargar de arrancarte el alma si te atreves a tocarme de nuevo, miserable humano —gruñó mostrando sus colmillos y sus escamas salieran cubriendo su cuerpo totalmente, su apariencia tomándose tétrica asustando al hombre que sólo huyó— Cómo odio a los humanos —Murmuró con desdén caminando hacia la casa, su apariencia volviendo a ser la misma que Jennie conocía—

— ¿Dónde estabas Lisa? —preguntó Jennie apenas llegó tocandola de los hombros— Estaba preocupada, es peligroso que andes sola, hay hombres malos afuera —dijo revisando con insistencia el cuerpo de Lisa— Y no traes camisa, la ocupas, normas básicas —

— Perdón —Murmuró Lisa en respuesta siguiendo a Jennie al interior de la casa con la cubeta de carne, la había dejado enterrada en la nieve— Salí a caminar y deje algo de dinero en el suelo, mira —señaló a las monedas de oro— ahora puedes comprar comida en el mercado de humanos —

Boqueando sorprendida, Jennie miró a Lisa con asombro, sus ojos negro cambiaron por segundos prolongados a los azules con la pupila vertical, eso le confirmaba que era una criatura mágica.

— Tus ojos son azules —dijo mirándola, se sentía hipnotizada, tanto que se acercó a acariciar su acta, Lisa dejó que la tocará tranquilamente—tu pupila es vertical y alrededor son amarillos, son... Hermosos —Murmuró—

— No se si son hermosos o no, tampoco estoy segura de que soy, pero al menos recordé mi nombre —dijo Lisa algo adormecida del toque de Jennie—

— ¿Enserio? Entonces dime tu nombre —sonrió Jennie—

Tal acción hizo que el pecho de Lisa se sintiera caliente, como si algo ahí se sacudiera fuertemente.

— No me gusta mi nombre, mejor dime Lisa —Negó desviando la mirada y sus ojos se volvieran negros otra vez— Vamos a comprar comida mejor —

El corazón de los dragones tiende a ser codicioso, haciendo que estos recolecten cosas que para ellos son valiosas y las protejan con su vida.

En ese momento Lisa no fue capaz de comprender cómo encontraba algo que le gustará más que las monedas de oro que le dio a Jennie.

— Tienes razón, andando —

The dragon's fortune (Completa) Where stories live. Discover now