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Siguiendo el rastro que llevaban buscando por días, los cazadores llegaron a la montaña donde había aterrizado su valiosa presa.

Ese dragon clase S que al parecer era bastante codicioso por haber visto el puñado de oro que había dejado a la vista colo trampa.

Lo habían visto dudar y casi fallan de no ser porque cuando al parecer uso magia se hizo más grande, posiblemente joven.

No sabían que era en realidad muy viejo, pero demasiado codicioso y amante del oro por el cual llegaba a matar en pelear territoriales a sus semejantes.

Lisa era una dragona muy agresiva, demasiado a decir verdad, por eso estaba sola y buscaba a machos cuando estaba en celo a falta de una pareja que la complacerá, tenía demasiado oro, mucho oro, joyas y cosas que le gustaran, desde una con forma curiosa o un puñado de arena.

Observando la flecha clavada en el suelo, los hombres vieron sólo eso, la nieve había cubierto el rastro de sangre y el dragon no estaba.

— ¡Maldita sea! —grito el pelirrojo que los guiaba— Busquen algo alrededor, es un dragon enorme y no lo vimos volar, debe de estar en algún lugar en la tierra, refugiado por el dolor o escondido del peligro —ordenó firme y los demás siguieran las órdenes al pie de la letra— Te voy a encontrar maldito, y voy a vender tus partes por al menos 5 cofres de oro —
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Haciendo de comer, Jennie suspiro sintiéndose calentita con el abrigo que Lisa le había hecho, la dragona había salido a cazar después del disgusto en el mercado ya no quería ni ver a los humanos.

Y si bien al principio Jennie se había sorprendido enterandose que era una dragon, la sorpresa no duró mucho, pues eso no cambiaba en nada que Lisa la había ayudado mucho y que ahora eran compañeras por decirlo de alguna manera.

Sin embargo su paz se esfumó cuando la puerta de su casa se abrió de golpe y tres hombres entrarán asustandola, el vapor que salía de la casa los había hecho ir por la curiosidad.

— Es una mugrosa campesina —se quejo uno de los hombres— Vamos, no vale la pena —

— Hay dos sillas aquí y esta haciendo demasiada comida —dijo un tipo de ojos rasgados, su mirada sagaz en el pasado pudo haber intimidado a Jennie, pero después de ver a Lisa eso no era nada— No está sola —

Solo era otro humano como ella.

— Habla mugrosa —ordenó una castaño de ropas finas— Algo debes saber —

— Yo...

— Sostengala —ordenó el líder entrando a la cabaña al ver una escama negra fuera en la nieve— la haremos hablar —

Y aunque eran simples humanos como ella, Jennie no pudo resistir el ataque de esos 4 sujetos que la golpearon y maltrataron.

Pero no abrió la boca, ella sabía que le podía esperar a Lisa si hablaba. Una criatura así no debería ser sacrificada por los deseos inmundos de los humanos.

Prefería morir ella en su lugar.

The dragon's fortune (Completa) Where stories live. Discover now