The dragon's fortune (Completa)

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Entrando a la cueva donde vivía anteriormente, Lisa soplo algo de fuego azul por el sendero que tenía establecido para iluminar su espacio y entró con Jennie en una de sus patas.

Era una cueva enorme donde ella cabía de pie fácilmente así que no tenía que preocuparse por algún golpe indeseado.

Finalmente al llegar a una de las zonas profundas de la cueva, dejó a Jennie sobre la cama enorme con sábanas de seda y se transformó en un pequeñísimo dragon negro.

Una vez siendo pequeña, Lisa fue a una pequeña habitación donde solo cabía de esa manera y comenzó a sacar plantas que le ayudarían, así como un poco de agua del manantial curativo que tenía ahí.

Al ser un gran territorio marcado y protegido por la presencia de un gran dragon, no había nadie que osara entrar a quitárselo, si eso sucedía, ella no dudaba en matarlos y dejarlos como una viva amenaza.

Una vez salió de la pequeña habitación tomó un caso de oro de esos que estaban en la gran montaña de su tesoro y comenzó a mezclar todo con la cola en forma de mazo que tenía, un quejido de Jennie llamó su atención y se apresuró a llevar el recipiente sobre la cama.

— Toma esto —ordenó dándole un poco a Jennie a quien levantó con sus alas— Sabe malo, pero es útil —dijo viendo la mueca de asco en Jennie—

Se ahorro decir que era abortivo y aparte curaba los dolores generales.

No podían culparla, no permitiría que algo como lo que vio marcará la vida de Jennie haciendo que criara a un producto de un abuso, así que una vez Jennie se tomó todo, ella se bajó de la cama y con magia aumentó su tamaño. Sin dificultades subió a Jennie sobre su lomo y la llevó a una habitación de piedra sobre ella se bañaba, las aguas ahí eran sanadoras a nivel físico, así que ayudarían a curar la piel sin dejar marca.

Cuando llego a las pequeñas lagunas, Lisa desnudo a Jennie con los dientes a falta de manos humanas y con sus alas unto un poco del ungüento que tenía ahí en un bote antes de meter a Jennie al agua y vigilar que no despertará de golpe.

Tardando varios minutos donde vio la crema secarse y luego disolverse, sacó a Jennie y la volvió a poner sobre su espalda llevándose los trapos sucios en le hocico para tirarlos al fuego después.

Se dirigió al clóset que le había robado a un dama de la realeza y sacó de ahí varias prendas con las cuales vistió a Jennie después de secarla y peinarla, finalmente la coloco en la cama y apago el fuego antes de tomar la forma del pequeño dragon y acostarse a su lado ahora cuidarla hasta que despertará.

No cometería el error de descuidar su tesoro otra vez.