Capítulo XII

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Capítulo XII [2/4]

"Vamos Dip-dop" La castaña jalaba con insistencia a su hermano quien bufaba sin ganas y molesto, eran las siete de la mañana, y Mabel lo había despertado saltando sobre su cama y casi sobre de él, aplastando al peluche del Sr. Triángulo como le había apodado, sin recordar donde lo había obtenido años atrás, nadie hablaba de eso y nadie parecía recordar, su hermana caminaba a paso rápido en dirección a la cocina, con una mochila en su espalda, llena de ropa y toallas, sus tíos ya estaban en el amplio comedor de la casa, desayunando lo que las criadas habían preparado para ellos, las mismas que los habían cuidado cuando eran unos pequeños y sus padres seguían vivos, al llegar abajo y entrar a la cocina tiró su mochila sentándose a comer con todas las ganas del mundo.

"Buenos días, sobrinos" Saludó Ford picando el panqueque con miel, viendo la emoción reflejada en el rápido comer de su sobrina y sus ojos chocolate brillando como siempre, Stan los saludo con una mano metiéndose una considerable cantidad de huevo con tocino a la boca

"Buenos días, tíos" Murmuró Dipper, con la voz temblorosa, impresionando a su tíos y un poco a su hermana quien casi se atraganta con el cereal de aros de colores, los colores subieron a su cara, desde días atrás había notado que si podía hablar y tenía la capacidad para hacerlo, pero le aterraba no ser escuchado, el miedo a ser ignorado por completo, gracias a su hermana quien, parecía ser una luz en la oscuridad de las personas, siendo él su sombra, se talló su brazo y se sentó en la única silla vacía, recibiendo de Melody su desayuno muy diferente a los de sus familiares, recibiendo la mirada molesta de su hermana, luego tendría que soportar sus berrinches o quejas.

El silencio se instaló en toda la casa, la habitación se sintió fría e incómoda, las nanas salieron de ahí, queriendo no sentir más esa espesa incomodidad, "Y ¿Qué planes hay hoy, calabaza? Preguntó Stan a su sobrina quien dejando el plato a un lado saltó de su lugar, quedando de pie.

"¡Es día de playa!" Gritó con los brazos extendidos, Dipper, quien se lo imaginaba soltó un largo suspiro, odiaba y le cagaba el día de playa, no lo mal entiendan, amaba estar afuera, sentir la brisa en su cara y la arena ente sus pies, lo que odiaba era que las mejores amigas de Mabel siempre estaban con ellos, y a pesar de que la playa detrás de su casa casi siempre estaba vacía, Malibú en las noches, era pura fiesta.

"Y, ¿A dónde irán, sobrina?" Preguntó Ford feliz de que sus sobrinos pasaran tiempo juntos, lo que le daría chance de poder terminar todos sus trabajos pendientes, que el gobierno le estaba pidiendo.

"Estaba pensando que podíamos ir todo el fin de semana a la casa que dejó mamá en Malibú" Comentó bajando la mirada ante la mención de su madre, los gemelos mayores se vieron entre ellos, algo incómodos y dolidos, siendo un tema que no gustaban de hablar, por su parte, Dipper terminó de desayunar y salió del comedor sin decirle nada a nadie.

A Dipper no le molestaba, inquietaba, ni le hacía sentir incómodo el tema de sus padres, y no es porque no lo sintiera, ¡A él igual le dolía!, pero en su pecho, siempre se albergaba un calor que no alcanzaba a entender del todo, cuando ella era mencionada, siempre teniendo el recuerdo de la luna en la mañana cunado pensaba en su madre, siempre sintiendo que la veía en sus sueños, que estuvo con él cuando más le necesito ocho años atrás, cuando sus tíos se dedicaban a estar con Mabel, cuando lo dejaron solo, abrazó su cuerpo, sintiendo lo frío y solo que estuvo en esos momentos, como se sentía en su alcoba en el ático de la casa, en ese gran cuarto para él solo, sin compañía, siempre estudiando, leyendo o jugando videojuegos, para no pensar, para distraerse.

Dipper solía envidiar a su hermana, porque ella lograba hacer amigas, iba a la escuela, tenía conocimiento de los social, y él, y a él nunca lo dejaban salir de casa, nunca le permitieron ir a la escuela, aprendiendo todo lo que tenía que aprender y más, con su tío en el sótano, de la casa donde se crío, porque él no recuerda nada más que esas paredes de color carne en las que ha vivido encerrado tanto años, su única vía de escape, es cuando su hermana lo logra sacar de casa, y eso a él, le jode.

Acomodando su ropa en la pequeña maleta que saco debajo de su cama, repasa los sueños de los últimos años, esos sueños donde se encuentra con alguien, donde alguien le hace compañía, habla con él y le aconseja, le entretiene y le hace reír, le jode no recordar sus cara, su voz o a la persona en general, le jode saber que la persona que lo ha apoyada para que hable, la primera persona que le escuchó hablar, sea, solo un producto de su cabeza, que su único amigo sea una jodida proyección de su subconsciente, desearía realmente encontrar o conocer a ese alguien que lo único que puede salvar, son sus ojos miel que brillan con ferocidad.

"Dipper, ¿Ya estás listo?" Gritó su hermana desde abajo, sacándole un chillido y un brinco en su lugar, tomando una gorra blanca con azul, con un pino en medio de esta, se colgó la maleta en un hombro y salió para encontrase con su hermana y sus tíos, quienes los despedirían en la puerta.

- Sí, vamos – Comentó, esperando poder dormir un poco más en las dos largas horas y media que les quedaba de San diego a Malibú 

𝐃𝐞𝐬𝐝𝐞 𝐋𝐚 𝐎𝐬𝐜𝐮𝐫𝐢𝐝𝐚𝐝 | 𝐁𝐢𝐥𝐥𝐝𝐢𝐩Donde viven las historias. Descúbrelo ahora