Capítulo XVIII

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Capítulo XVIII:

No quería hablar de eso, no claro que no, estaba listo, es más, odiaba la idea de que eso estuviera pasando, pero peor podía ser, aquella realidad le causaba escalofríos, y más el simple hecho de que nadie parecía notar que eso realmente existía, lo sentían, si claro, cuando les tocaba sufrir cada fecha fija, pero de ahí en fuera lo ignoraban, vaya mierda.

"Lamentablemente" le contestó con sorna, pero su voz claramente dejaba expuesto dejes de cansancio, no estaba seguro de que realmente podría con esa plática, llevaba mucho tiempo en sus planes el hablar con ella, él lo sabía, que tenía que ser así, otro suspiro pesado abandonó sus labios, luna lo observaba, el cansancio de su compañero, los largos años encerrado en un solo lugar, moviendo hilos, siendo el titiritero más imparcial que pudiera existir, siempre arreglando los errores de los demás, cuando claramente se desviaban de lo que su historia debía ser y eso acarreaba más y más problemas.

"Creo... que no te culpo, yo tampoco ansío esto, Dav" Comentó ella, con su mirada dulce, perdiendo la ira con el que le recibió "¿Cómo es que algo así ocurrió?, ¿Cuándo todo cambió?, este no es el mundo que debían de vivir, no hicimos todo ese esfuerzo por nada, no... no los dejamos solos solo para que todo se desatara en un mundo tan... inhumano."

David negó, "No, claro que no", y es que ella tenía razón, no sabía porque todo se había salido de sus manos, la situación no tenía otra más que afrontarse e ingenuamente, esperaba que no fuera así, Miranda refunfuño, la calara negativa a la plática de parte de la deidad le sacaba de quicio, un poco precisamente, lo demás, lo demás se le comparaba al hecho que desde que esa criatura, ese ser, salió de las entrañas de la tierra, todo lo que conocían, simplemente cambió, así, sin más, simple "Pero debes de entender, Miranda, que Yo, ya no puedo hacer nada, nadie puede hacer nada"

"Eres el Destino" Rezongó

"¿Y eso hace alguna diferencia?... Miranda, no puedo hacer nada, este mundo, este lugar, no es más que un efecto colateral, ¿Quieres agarrar la justicia por tu propia mano?, ¿Eso es lo que deseas? ¿Proteger la constelación que se te escapó como hace tres mil años atrás?, ¡¿DEBO DE RECORDARTE QUE PASÓ CUANDO TRATASTE DE SALVAR A OTRO DE TUS HIJOS PERDIDOS?! ¡¿EL CASI DERRUMBE DE TODA LA EXITENCIA?! ¡¿LO QUÉ DIÓ VIDA ESTA ANORMALIDAD LLAMADA REALIDAD?!

Su temperamento siempre dejaba que desear, sus hermanos lo sabían, tiempo, bueno, lo comprendía, pero tiempo... tiempo había desaparecido de su propio lugar hace mucho, perdido, y ahora, la causante, frente a él, se aferraba a las lágrimas, no debió de haberle gritado, no podía comprender a la perfección lo que una madre haría por cualquier hijo, pero comprendía el dolor de perder lo que más aprecias, hermanos, hijos, parejas...

"Yo... Yo no..." Sollozó "David, yo no quise... enserio...yo..."

"No Miranda" Interrumpió, con la voz gastada, y aunque nunca se notara, ahora, todos sus años de existencia caían sobre él "No trates de defenderte, estás aquí por tus hijos, por él, porque su destino fue marcado por quien no debió ser marcado, un alma que escapa, un alma en pena, ¿Lo has visto desde ese día, querida?, ¿Has escuchado sobre él? Ella negó, no era necesario que su nombre fuera pronunciado siquiera

"Escapó como un cobarde" Murmuró, Destino se quiso reír. Y lo hizo. De forma tan histérica, de forma tan arrepentida, un ácido humor en sus entrañas.

"Oh no, claro que no, Bill Cipher no huyó ese día, no... Bill Cipher... Renació" No debería de revelar más de lo que realmente podía, pero ¡no podía soportarlo!, siempre guardando secretos, siempre siendo totalmente ajeno a todo, felicidad, amor, sufrimiento...

Ella jadeó. ¡Claro que lo haría!, ¿Quién no, en su lugar? "Es un demonio, no puede" él alzó una ceja "¿No puede, verdad?"

"No Miranda, no así" ¿Qué cojones quería decir con no así? "Tu tiempo se ha acabado Miranda" Susurró, con su cuerpo regresando a lo que era antes de bajar al sótano, subiendo la escalera. Y con la mano en la perilla, cuando estaba a punto de abrir, se volteó a verla por encima del hombro, sus ojos viendo más allá, que un simple punto muerto en la pared tras ella "Espero, que esto que has hecho sea lo que querías, buena noche"

Y salió de ahí, en silencio, la hora se había pasado, y Miranda sabía, que se preocupó por otras cosas que en lugar de lo que realmente deberían haber hablado.

Ella sabía que el destino siempre era un cambio constante, y que ella, en esos momentos, había hecho uno, y a su parecer, demasiado grande si el mismo destino, la había visto tan serio y preocupado antes de cruzar el umbral. 

Y que no iban a caer sobre ella sus repercusiones, si no sobre su pequeña constelación...

Su hijo.

𝐃𝐞𝐬𝐝𝐞 𝐋𝐚 𝐎𝐬𝐜𝐮𝐫𝐢𝐝𝐚𝐝 | 𝐁𝐢𝐥𝐥𝐝𝐢𝐩Donde viven las historias. Descúbrelo ahora