Capítulo XVI

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Capítulo XVI:

Dipper bufó por quinta ocasión seguida, él quería descansar un poco por lo menos, dormir lo que le quedaba de viaje, y sentir el fresco aire del verano que iniciaba en su cara, cona cabeza pegada al vidrio, sin ningún problema, hasta que Melody le comentara que habían llegado, estando él y solo él en ese bello mundo de fantasía donde podía tener un amigo, alguien con quién hablar, alguien con quién compartir, alguien que le quiera como es, que le ayude a superarse y le enseñe lo bonito de la vida, persona que claramente en su plano, nunca existiría.

O eso cree él

Mabel seguía gritando y gritando junto a él, meneándose en su asiento al compás de la música que resonaba en el estero del auto, tan infantil, tan vulgar, tan ella, ¿Era acaso ella la representante de su familia? La chica que llenaba de orgullo a sus tíos, ¿Sus padres lo tomarían igual? O sería todo diferente... Sus padres, ni un recuerdo de ellos, solo la suave voz de su madre, que escucha y añora cuando le pide fervientemente a la luna ser feliz, voz que le calma y arrulla, la quiere de vuelta a pesar de no conocerla, a pesar de haberla perdido entre sus memorias, entre el mar de malos recuerdos que azotan su mente, entre toda esa oscuridad donde un bosque desconocido se hace presente, con la voz de alguien llamándole y una luz que le guía, algo tan misterioso y a la vez tan familiar que le aterra, sintiendo que es como otra historia que nunca se narró.

"Mabel, cariño ¿Te puedes comportar?" - le pregunta con dulzura Melody, sin quitar la mirada de la carretera, con Agatha de acuerdo, quien solo asiente con la cabeza, ahora es el turno de Mabel de bufar, bajo la aburrida y cansada vista de su hermano, pidiendo, aunque sea un rato ¿Por qué su hermana no le deja dormir? Se pregunta constantemente, porque desde que salieron del restaurante, con la panza llena, ella no le había dejado pegar el ojo. La chica decide molestar a la única persona que le ha llegado a soportar y no se da cuenta, que está empezando a cansar.

La ciudad y la playa se divisaban a lo lejos, alegrando a Mabel y confortando a Dipper quien podría andar por donde quisiese sin estar soportando a su hiperactiva hermana, acompañado o no de Melody, y quien sabe, tal vez volver a dormir, volver a ser feliz, aunque sean unas horas. Malibú se alzaba ante ellos, tan lujosa y presumida, tan viva, todo pasaba tan rápido y borroso, la gente y sus vidas normales, rodeadas o no de lujos, las residencias y mansiones les daban la bienvenida y en un sector privada la suya se alzaba, las rejas se abrieron y la camioneta pasó, rodeando un pequeño jardín, un señor ya grande los esperaba en la puerta, McGucket, alguien a quién veían como un tío, que los consentía y mimaba.

Bajaron corriendo del vehículo, a los brazos extendidos del señor "Señor McGucket" Gritó Mabel con felicidad, Dipper le regaló una de esas tantas hermosas sonrisas que solo él sabía dar.

"¡Chicos!" exclamó "Que bueno volver a verlos"

- Es un placer volver señor – Le contestó Dipper cuando se separó del abrazo

"Oh vamos nada de formalidades, pasen, pasen, esta es su casa al final de cuentas" Los empujó dentro de la residencia, animándolos a entrar y disfrutar de ese fin de semana y el inicio del verano, y era verdad, esa casona había sido heredada de sus difuntos padres, siendo cuidada por aquel que un día les enseñó, por aquel que un día lo regañó, por aquel que los guía y sabe todo lo que va a suceder, ese es su trabajo al final de cuentas ¿No? "Y cuéntenme, ¿Cómo les ha ido en la escuela? ¿Qué tal estos dos últimos años?"

La primera en responder es Mabel, tan energética como siempre, contando con emoción todo aquello que ha vivido en la escuela, sus amigas, sus parejas, todo aquello que es un campo inexplorado para su hermano, relatando todo como si un cuento de hadas se tratase y es que ella vivía en una fantasía demasiado enferma, siendo demasiado ingenua, teniendo y obteniendo todo lo que quiere con el solo abrir la boca, siendo una princesa liberada de la torre, porque en este cuento el encerrado es un pequeño, frágil y tierno príncipe, resguardado de la oscuridad, cayendo en la oscuridad de su torre. Dipper escucha a su hermana parlotear y parlotear, contenta de tener la atención sobre ella como siempre, viendo sus manos moverse con exagerados gestos que está demasiado seguro le podrían sacar el ojo a cualquiera.

"¿Y tú Dipper?, ¿Que haz hecho estos últimos dos años?" Le pregunta el hombre cuando la melliza mayor se entretiene con una criada, pidiéndole postres para poder devorar, el niño lo mira con algo de duda, ¿Qué cosas interesantes había hecho durante toda su vida?, se encoge de hombros con notable pena.

- Pues no mucho – Contesta – Aprendí mecánica avanzada, y hace tres meses arme un pequeño robot que parecía un perrito – El orgullo se notaba en su mirada, realmente le había fascinado el como ese pequeño proyecto, fuera del conocimiento de su tío, había surgido y tomado forma, tan bonito y capaz de actuar como una mascota real, algo que nunca tendría a excepción de Pato, el cerdo – Era bonito, pero Mabel lo rompió en un berrinche, como la mayoría de mis cosas – terminó, ganándose una mueca del señor, quien le palmeo la espalda y lo guío a su habitación ahora en un silencio demasiado pesado.

"No se preocupe, ya me acostumbré" pensó el niño derrotado




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𝐃𝐞𝐬𝐝𝐞 𝐋𝐚 𝐎𝐬𝐜𝐮𝐫𝐢𝐝𝐚𝐝 | 𝐁𝐢𝐥𝐥𝐝𝐢𝐩Donde viven las historias. Descúbrelo ahora