Capítulo 2. Zona Rosa

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Tenía 19 años cuando lo conocí, en uno de los bares de la zona rosa, a las afueras de la ciudad.

No tenía nada en mente, sólo el deseo de averiguar, si era del todo diferente, pero al estar frente aquel lugar, me sentí uno más de ellos.

Con un par de billetes en los bolsillos, y con la ayuda de uno de mis amigos del gremio, entré a aquel sitio sin tener idea de lo que encontraría.

Rusia es un lugar demasiado conservador, que te atraiga una persona de tu mismo sexo, es algo demasiado escandaloso y tiende a ser castigado con la degradación y humillación constante, incluso varios casos terminan llevando a la persecución extrema, ahora en una nueva ciudad, me siento libre, siendo un reciente extranjero, en busca de la liberación, y claro está, con un amigo conocedor del tema y abiertamente bisexual, el lugar llegó a mi como una revelación.

En un bar con la silueta de una chica dibujada, con labios abultados, delineado con luces neon, su ambiente escandaloso, se comienza a oir a varias cuadras de la ciudad, estaba decidido a que esta noche, sería el inicio de una nueva etapa de mi vida.

Había tenido experiencias con chicas, experiencias que no habían estado del todo mal, pero que sin duda me hacía sentir, que algo no cuadraba por completo, fue ello o quizá el póster tamaño grande que quería de Daniel Radcliffe, en lugar del de Emma Watson, no me malinterpreten, si me gustan las chicas, pero si tuviera que inclinarme a un lado, se que sin duda prefería mirar a Harry Potter con su traje, en aquella escena de la película del baile de gala, del torneo de los tres magos, al despertarme todas las mañana, pero en vista de que aquello significa una declaración de que algo estaba mal conmigo, ahora es el momento idóneo para entender, que definitivamente no era igual que los demás.

Algo de mi me lo decía, o quizá también pudo ser, aquel gusto culposo que descubrí, cuando todo el mundo veía Avengers para mirar los atributos de Natasha Romanoff, mientras yo me descubría admirando la retaguardia del capitán Steve Rogers, algo debió de ser, pero a mis 19, siendo un recién llegado, aquella noche estaría plegada de descubrimiento y tentación.

La viuda negra, es una chica de verdad atractiva, sus curvas y su manera segura de caminar atrae a cualquiera, claro que lo hace, pero sin duda, la tentación de tener algo que no podía mirar libremente en mi país, ganaba a sobremanera.

Todos tenemos una fase, una parte de nuestra personalidad, que sabemos será algo escandaloso para los demás, porque la sociedad es demasiado cuadrada para aceptar, lo que no está en el estándar.

Es demasiado dura, con todo lo que ella considera diferente, algunos leerán historias subidas de tono, otros serán miembros de grupos secretos y unos cuantos verán la oportunidad idónea para descubrirse a sí mismos, en el bar de alguna ciudad, como yo, todos guardamos secretos, todos hemos visto algo en nuestros celulares, que terminamos guardando con recelo, porque la gente no entendería, ni nuestra familia quizá, pueda entenderlo.

Todos tenemos algo que queremos ocultar, algo que puede ser incluso más fuerte que nosotros mismos, Yuuri Katsuki tenía algo de ello, como yo, ambos éramos un par de chicos a sus 19, que querían descubrir, porque algo no paraba de estar del todo bien, con una mujer, éramos un par de hombres, que aquella noche conocería la realidad, una realidad que no siempre se puede aceptar, el tiene un pasado, yo tambien, un pasado que ahora nos golpea cara a cara.

Llegando al lugar, veo un chico a fuera con una motocicleta de un modelo clásico, miro de arriba a abajo dicha adquisición, soy un poco imprudente, sin duda alguna, porque el dueño de aquella moto, está peleando con su pareja, el sonido de la mejilla del más pequeño siendo golpeada, es demasiado imponente aún, con aquella música estridente.

Aquel chico que ha sido golpeado, tiene un cuerpo diminuto, su cabello azul, es demasiado vistoso, llama mi atención, más al verlo llorar después de dicho golpe.

Volteo mi mirada, queriendo no meterme en problemas, pero el es empujado, al suelo, la motocicleta es encendida, y aquel de pelo azul, esta tirado en la calle, me acerco tratando de ayudarle, el niega mi ayuda, y se va diciendo miles de maldiciones posibles.

- Wow Viktor, sin duda eres un chico muy caballeroso, tus modales y esa cara bonita sin duda serán una buena carta de presentación - me dice mi acompañante.

Todos miraron la escena, pasó desapercibida para todos, como si estuvieran acostumbrados, a ver aquellas muestras de amor pasional.

Todo es nuevo para mí, chicos de todos tipo, dándose muestras de afecto, algunos se pierden entre las calles vecinas, la zona rosa, esta plagada de hoteles de bajo presupuesto, aunque no estoy seguro de que esa noche sea un buen comienzo, entrar sin duda será la prueba necesaria, de que aunque no logre tener un encuentro con alguien, di un paso demasiado grande para conocerme a mi mismo.

Todo el mundo parece conocerse, se abrazan y se dan la mano como grandes amigos, aquel comportamiento me da algo de escalofríos, en mi ciudad natal, sin duda, todos los que están frente a mí, serían humillados con palabras antisonantes, no estoy acostumbrado a ser libre, la libertad es el regalo precioso que muchos no aceptan.

Es un regalo que ahora está en mis manos, sonrio, la música suena a lo alto, el ambiente lleno de amor en sus diferentes expresiones es una revelación para mi.

Aquel día no imaginé que sería un día clave para mi, pero lo fue, a su lado, todos los días lo serían, a veces cuando la nostalgia llega a mi, se que pude haber hecho las cosas diferentes, todos los que estaban en aquel lugar, algunos siguen escondidos sin querer revelar su naturaleza, porque la gente es una maestra en criticar y lastimar a lo que es diferente.

El Chico Que Abrazaba Mi EspaldaWhere stories live. Discover now