Capítulo 11. Verdades

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La relación con mi padre, no mejoró, de verdad parecía que para el estaba muerto, Yuuri me insistía en que fuera a Rusia por el, que hablara y recuperara su afecto, yo negaba siendo orgulloso, sin darme cuenta, que lo lamentaría después - te trató mal, y aún así, me pides todos los días que vaya a verlo, porqué?.

- No tengo padre, el murió hace varios años, tenía Cáncer cerebral, sabes lo que es eso?, la palabra cáncer por sí sola, es demasiada pesada y dura, yo lo vi desaparecer poco a poco, vi el dolor de mi madre por verlo morir, su compañero de vida, moría cada día un poco más, siempre fui un chico alejado de él, y cuando enfermó me arrepentí de no haber tenido más tiempo a su lado, hoy puedes odiarlo, pero cuando ya no esté, te darás cuenta que lo amabas más que nadie, yo no haría sufrir a mi madre, se que la tuya debe sufrir por ello.

- Por eso, tienes tanto miedo, que tu madre sepa, qué eres gay?.

- Mi madre, es una mujer excepcional, una mujer amable y llena de amor, cuando mi padre enfermó, ella sacó fuerzas de donde pudo, jamás la vi llorar, jamás la vi quejarse, mi padre, dejó de ser mi padre, dejó de hablar, no podía moverse, ni siquiera podía ir al baño por si solo y jamás, ella lo abandonó, cuando el murió, comprendí que se obligaba a ser fuerte, porque en la soledad, cuando todos dormíamos, ella lloraba en silencio, sabes el peso que debe de ser, no poder ser libre de llorar por dolor?, sabes lo difícil que fue para ella, mirar a su esposo convertirse en nada?, se que el dolor que ella sufrió debió ser grande... Y no quiero darle el dolor de saber... Que su hijo no es normal, ya ha sufrido demasiado - ambos cargabamos con un peso insostenible, el abrazaba mi espalda en la oscuridad, no lo sabía, pero Yuuri era igual de fuerte que su madre.

Con todo el valor del mundo, regresé a Rusia, tratando de recuperar la relación con mi padre, dejé a Yuuri, pensando que todo estaría bien.

Mi padre, no me recibió con agrado, mi madre hizo todo lo contrario, me acurrucó entre sus brazos, diciéndome que todo estaría bien.

El azabache se quedó, en medio del caos que era su vida, como la mía, no quiso decirme que sucedía, ni tampoco me enteré que el acoso por parte de Masumi, era aun más grande, que sus amigos, parecían ser también unos bravucones.

El acoso comenzó a ser demasiado, hasta llegar al punto de las agresiones físicas Yuuri se defendía, su amigo curaba sus heridas, el luchaba, tratando de que no supiera lo que pasaba, en cada llamada el decía estar bien, aunque no lo estaba.

La universidad fue avisada por parte del entrenador, del acoso que recibía Yuuri Katsuki, el rector pensando que era un pleito pasajero, lo dejó pasar, pero no fue así.

Su casillero fue adornado con varias palabras, haciendo alusion, a su preferencia sexual, afeminado, marica, mounstro, pervertido, varias palabras que eran demasiado descriptivas, los agresores se enojaban, pegaban imágenes de hombres desnudos en su pupitre, todo eso era guardado con recelo, por el, era un chico a sus 19, que apenas podía asimilar su verdadera orientación y que ya estaba siendo preso de burlas y malos tratos, el pecado no es ser homosexual, el pecado es el odio.

Llegué derrotado, a la ciudad, entre a mi departamento, haber ido me había permitido llegar a buenos términos con mi madre, pero con mi progenitor, todo había sido un fracaso.

Entré aventando mi maleta en el suelo y lo vi, estaba sentado en el piso, con una capucha que cubría su cabeza, salté asustado - amor... Vas a matarme de un susto... Me extrañas tanto que vienes a verme primero? - le pregunté, me acerqué a el para abrazarlo, dandome cuenta de varios vendoletes, en su cara, me asusté - qué te ha pasado?, estás bien?.

- Solo... El partido se salió de control... Terminamos en una pelea contra el equipo contrario - me decía.

- Te han suspendido? - negó, su mirada era triste - estas bien? - el negó.

- Puedes darme un abrazo? - fue su petición, lo abracé sentí que temblaba en mis brazos, alguna vez te has cansado de luchar?, alguna vez te has cansado de ser fuerte?, fue la primera vez que el lloró frente a mi.

JJ estaba conmigo en la clase de derecho penal, la maestra Minako, hablaba del marco jurídico de los negocios, cuando mi celular vibró, era un número desconocido, no tomé atención a la llamada.

Pero aquel número sonaba con insistencia, terminando la clase pude contestar, la voz temblorosa al otro lado de la línea, era de aquel amigo tailandes del azabache, salí corriendo, JJ fue tras de mi, era el número de emergencia del nipon, había sufrido un percance.

Fui a verlo al hospital, había recibido varios golpes en las costillas, incluso le habían dado con un bate en la cabeza, el estaba inconsciente, con un edema cerebral, aquellos chicos habían ido demasiado lejos, fue la primera vez que conocí a Phichit, el me habló de todo, de las burlas, malas bromas y constantes ataques que Yuuri había recibido.

La universidad, no había hecho nada, a pesar del constante aviso del entrenador de vóleibol, y yo me sentía idiota, un perfecto estúpido.

Avisé a su madre, era una mujer regordeta, que llegó tronandose los dedos, cuidaba de él, todos los días, sus pies se hinchaban, de estar demasiado tiempo sentada, ya era una mujer mayor, la mandaba a dormir, y era yo quien me quedaba en las noches con el.

Era una mujer amable, que me llevaba galletas, como agradecimiento - Yuuri es una persona muy importante para mi - esa siempre era mi contestación.

Conoci a Mari su hermana, una chica seria que no era nada tonta, ella me esperó una mañana, a que saliera del hospital - puedo hablar contigo? - fue su pregunta acepté, caminamos a una cocina economía que estaba cerca, pidió café y un desayuno, me sentía observado - sales con el, verdad?.

El Chico Que Abrazaba Mi EspaldaWhere stories live. Discover now