Capítulo 7. En La Habitación

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La habitación estaba a oscuras, antes de siquiera prender la luz, el abrazó mi espalda, sentí el golpeteo de su corazón, me llene de calor, los encuentros que había tenido con Radiel, rayaban en la satisfacción y placer.

Pero lo que haría con Yuuri aquella noche, era diferente, mis manos comenzaron a temblar, había deseado demasiado el momento de hacer un desastre en el.

Me puse frente a él, lo tomé de la cara, para darle un beso, en la oscuridad de la habitación escuchaba sus labios tiritar, ya habíamos tenido encuentros previos, que no culminaban, ahora todo sería diferente, porque esa noche llegaríamos al final, al decirme que estaba preparado, lo entendí.

Lo besé, como se besa lo que más añoras, el abrazó mi espalda, correspondió a mi beso, no lo había notado, pero mis brazos lo rodeaban por completo, parecían ser hechos para el.

Lo besaba con frenesí, sin dudarlo, pasó sus manos bajo mi playera y me la quito, yo hice lo mismo, nuestros labios estuvieron encontrándose, mientras caminábamos por la oscuridad, tratando de no caernos, el se acostó en mi cama, agradecía tener la habitación limpia.

Lo escuché desabrocharse sus pantalones, imite sus movimientos, la ropa fue cayendo al suelo, con ella la poca paciencia que tenía y la fuerza que estaba teniendo por ser sereno, había deseado a ese azabache desde hace mucho, y no podía más con ello.

Comencé a besar su piel desnuda, la recorrí centímetro a centímetro, sabía donde tocar, parecía tener un mapa de sus sitios erogenos, el temblaba demasiado en mis brazos, Radiel me había enseñado muchas cosas que puse en práctica, tratando de llevarlo al cielo.

Acaricié su entrada, el brincó asustado - no tengas miedo... - le dije, dandole un beso en la frente, busqué a tientas el cajón de mi buro, sacando lubricante y condones, suspiraba besé su cuello, dando pequeñas mordidas, que parecían desencajarlo aún más.

Me hice camino en sus adentros, con la ayuda del lubricante que olía a mango, mientras repartía besos, buscaba dilatarlo lo suficiente, quería repetir la hazaña las veces que fueran necesarias, para ello debía ser paciente, una inversión segura al éxito.

Mientras lo dilataba, sin quererlo me tope con su punto dulce, haciendo que el saltara, y soltara un suspiro, había encontrado el camino correcto sin buscarlo.

Cuando sentí que era el momento, besé sus labios, sus manos se abrazaron a mi espalda, sus uñas rasgaron mi piel, en cuanto entré en el, temblaba bajo de mi, soltó un pequeño grito que yo ahogue con mis labios.

Acaricié su cabeza, repartí besos en su frente, esperando que el se acostumbrara a mi intromisión, quiso moverse, pero se quejaba de dolor, le dije al odio que esperara conmigo, era su primera vez, y sabía que sería terriblemente dolorosa, si no sabía dónde ir.

La paciencia no es mi mejor virtud, pero espere lo suficiente para que el se acostumbrara a mi, en cuanto mi cadera comenzó a moverse, el reaccionó a mi, sujete sus piernas con mis brazos, buscando llegar aún más profundo, su punto dulce, estaba en el camino, lo golpeaba a cada paso.

El comenzó a gemir, se tapó la boca desconociendose así mismo, yo también me desconocía, porque estaba siendo demasiado amoroso, cuando solía ser un desastre cuando tenía sexo, un chico demasiado alocado, buscando solo placer, pero esa noche, buscaba que el quisiera más, quería tocar hasta su fibra más sensible, para que no me olvidara jamás.

Sus uñas se enterraban en mi espalda, cuando el orgasmo comenzó a alcanzarlo, preso de aquella nueva sensación, mordió mi hombro, ahogando su grito de extasis, el dolor me dio un punto más de placer.

Su dentadura quedó marcada, como esa noche en mi vida, aquella noche lo hice un desastre dos veces más.

La luz del día entró por mi ventana, el dormía a mi lado, en cuanto el despertó, besó mi espalda, sentí sus dedos moverse en mi piel - tienes una galaxia en tu espalda - me dijo, tenía muchos lunares en ella, el reía con sus mejillas enrojecidas, acaricie su mejilla, el hizo lo mismo - te extrañé Viktor...

- Yo también te extrañé demasiado, chico indeciso - todos esos recuerdos y otros más habían llegado a mi, aquel día.

Mila lo abrazaba, lo apretaba hacia a ella y yo sentía que el mismísimo infierno me jalaba hacia el, me lo presentó, los dos nos quedamos estáticos, el dio el paso, extendió su mano, para estrechar la mía, presentándose, ahora fingía no conocerme, cuando conocía hasta la marca que nadie había visto, en su entre pierna.

Entró a nuestro departamento, comenzó a reír con mi novia, el estaba siendo demasiado descarado fingiendo, o quizá no signifique nada en su vida, como para ahora estar fingiendo, como si nada hubiera pasado.

El comenzó a desempacar con nosotros, Mila bromeaba, varias veces ella me abrazó, rodeo sus brazos por mi torso, recargado su frente en mi espalda, para darme un beso en la mejilla, que yo correspondía con uno en sus labios, el estaba estoico, como si lo que tuviera frente a sus ojos no significara nada.

Me sentí como un idiota, mientras el reía sin que nada le molestara, a mi aun me seguía causando molestia, mirar aquel retrato, pedía a los cielos que el no lo viera.

En cuanto tuve la oportunidad, al sentirme herido, caminé hacia aquel cuadro, estaba dispuesto a quitarlo y tirarlo, estaba de verdad lastimado, porque aún, una parte de mi, no podía dejar ir al chico que abrazaba mi espalda.

Decidido caminé hacia el, suspiré antes de querer quitarlo, pero el apareció junto a mí, observaba aquel cuadro, sonrió con nostalgia - aún extraño, mirar la constelación de tu espalda... - me quede en shock, quería decirle varias cosas, estaba confundido - pensé que vendrías por mi... Creo que jamás, te diste cuenta que incluso esa pintura, tenía algo oculto.

Ella llegó gritando, había encontrado una cucaracha, me quedé quieto, mirando aquella imagen, en cuanto la noche cayó, y ella se fue a dejarlo a la parada, descolge aquella imagen, no había nada en ella, nada fuera de lo normal.

Quizá había jugado conmigo, pero se me ocurrio, sacarlo del cuadro, había una nota escrita en tinta azul.

"Cuando esté más confundido, cuando parezca que no merezco tu amor, ámame como solo tu puedes hacerlo, cuando parezca que me alejo, ven por mi, porque será el momento en que más te necesite, te amo".

El Chico Que Abrazaba Mi EspaldaOnde histórias criam vida. Descubra agora