Capítulo 8. No Me Abandones

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No podía ser verdad, comencé a golpear el piso, estaba en un ataque de ira, cuando ella llegó, llovía demasiado, estaba empapada, pero aún así, me miró sentado en el piso, con aquel cuadro desarmado, leyó la nota, me miró con curiosidad - no sabía que estaba escrito eso... - me dijo.

- Ni yo... - contesté, ella se acercó a la imagen, se la quité de las manos, estaba mojada, y aquella imagen significaba tanto, que no quería que fuera destruida - ve a bañarte con agua caliente vas a enfermarte - ella asintió.

- Te bañas conmigo? - negué decidido, quité sus cabellos pegados a su frente con cuidado.

- Me duele mi cabeza, dormiré primero.

- Está todo bien? - asentí.

- Te amo...

- Yo también... - quizá me iría al infierno, pero en cuanto ella se metió a bañar, las lágrimas bajaron por mi rostro, solo una vez amé, al punto de volverme loco, y mi pasado había aparecido frente a mí, aquella nota era una revelación, y la voz de azabache resonaba en mi cabeza, así como los recuerdos que venían a mi.

Tener sus brazos rodeandome, mientras paseábamos por la ciudad en mi motocicleta, un recuerdo bastante doloroso y difícil.

Cuando el se decidió, parecía que la época de sus dudas habían desaparecido, el caminaba de mi mano, ya no estaba en la puerta, había entrado a mi corazón y mi vida, como si fueran su casa.

Su presencia lleno mi vida, su torpe manera de ser también, estaba enamorado de él, no había duda en ello, lo abrazaba a mi, aunque fuera en la oscuridad de las calles o en mi habitación, el era una pieza que encajaba a la perfección conmigo.

Sentía que mi vida, necesitaba un engrane, y que nada marcharía hasta encontrar la pieza que me faltaba, al parecer era el, su alegría, su manera de ver la vida, llegó a mi como una brisa fresca, sus brazos cálidos se enrollaron en mi cuerpo, me daba su calor y su vida, me enseñó que las estrellas tienen un nombre y que cuando estas enamorado, las canciones de amor tienen sentido.

Me enseñó que el amor podía demostrarse de mil formas, cuidó de mi, en mis épocas más frías, donde no tenía nada, donde mi padre murió y no pude decirle adiós, el me dejó que recargará mi frente en su abdomen para llorar, mientras el acariciaba mi cabeza, cómo podría olvidar a alguien que fue todo para mí?.

Me enseñó a jugar vóleibol, me enseñó las posturas y los remates para anotar un punto, yo le enseñe a utilizar mi motocicleta, varias veces estuvimos a punto de estrellarnos con algún árbol, se desesperaba y terminaba arrojando el casco a un lado, yo me sentaba a su lado, estábamos llenos de tierra después de un intento fallido - estas enojado? - le preguntaba, mientras recargaba mi cabeza en su hombro.

- No... - su voz era seca, solía ser muy alegre, pero la paciencia no nació con el.

- Quieres un beso?.

- Dios Viktor!!, casi nos matamos y lo único que piensas es en un beso?.

- Si haces esos pucheros, pensaré que quieres un beso y te da pena pedírmelo - el reía, negaba con la cabeza divertido.

- No se puede contigo... - nos besamos con la cara llena de tierra y nuestras rodillas raspadas, a las afueras de la ciudad, donde la clase trabajadora, estaba ausente, donde no había nadie que pudiera juzgarnos.

Mis ojos no dejan de llorar, ella entra a la habitación seque mis lágrimas rápidamente, fingiendo que estoy bien, pero ella me conoce, me conoce tan bien, que se recuesta a mi lado, me abraza.

- Solo se ama una vez en la vida Viktor... Cuando te veo así, no sabes lo que hubiera dado por conocerte antes que el... - su voz era melancólica.

- Porqué me dices eso?, no seas tonta... Nos conocimos en el momento justo.

- Cuando el te abandonó, se te fue la vida y pensar que el puede volver en cualquier momento, me asusta.

- No seas niña... No pienses tonterías - la abracé a mi, no quería lastimarla, ella se durmió en mis brazos, miraba el techo de la habitación, verlo frente a mi, había sido un golpe demasiado fuerte para mí.

Cómo quieres que te olvide?, cómo quieres que pase de largo, si te apareces frente a mi?, cuando me siento listo para dejarte ir?.

Cierro mis ojos, lo veo a mi lado, con su torso desnudo, mirando el sol posarse por la ventana, la noche está a punto de caer, y el esta inmerso en sus pensamientos - Viktor... No le tienes miedo a ser descubierto? - me reía de el, sin saber que sus preocupaciones eran fuertes, creció en un lugar como el mio, donde amar a alguien de tu mismo sexo esta mal, donde puedes ser señalado por ello, donde puedes traer deshonra a tu familia, las dudas siempre lo atacaban, en un mundo donde ser diferente es peligroso, tener miedo de afectar a la gente que amas por tus ideales, es frío y cruel.

- Quién va a descubrirnos Yuuri?, tú y yo estamos juntos... No pensemos en el futuro, solo en el ahora, ok? - el asintió, la vida no no da oportunidades, doble vez, con el toqué el paraíso, conocí lo que era amar, conocí lo hermoso que era el cielo, con aquellos tonos azules y morados que se mezclaban, perfectamente, en armonía, con el naranja del atardecer, mientras sentía el calor de su cuerpo en mi espalda.

Conocí que podía ser terriblemente romántico si me lo proponía, conocí que podía dejar de lado el egoísmo que todos tenemos dentro, por su felicidad, entendí que podía dar mi vida por alguien, si fuera necesario, y aun así fui abandonado una tarde lluviosa, ahora la vida lo trae a mi, como una especie de broma pesada, su voz resuena en mi cabeza, los momentos donde el me sonreía mientras jugaba conmigo en mi departamento, los momentos donde el me miraba como si fuera su todo, duelen demasiado, siempre han dolido, tanto que quema, es media noche y no puedo dormir, porque es doloroso, porque las dudas parecen volver a aparecer.

El Chico Que Abrazaba Mi EspaldaWhere stories live. Discover now