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Jimin suspiró, hundiéndose más contra el pecho en su espalda. Los brazos que lo rodeaban se reacomodaron a su alrededor.

La pantalla destelló por un momento, y luego se oscureció. Park ni siquiera estaba prestando atención a la película, y sospechaba que Jungkook tampoco, por la forma en que de vez en cuando pasaba la punta de la nariz sobre su cuello, causando leves cosquillas.

Saltó en el lugar cuando una cara espantosa apareció en la pantalla. Una risa pegó en la piel de su nuca, y Jimin sintió los labios curvarse. No era su culpa no poder concentrarse cuando el pelinegro se lo ponía difícil.

—No entiendo por qué te gustan estas películas. —se quejó, pellizcando el brazo de Jungkook para que dejara de reírse.

—La mitad de la razón es porque son divertidas.

—¿La otra mitad?

—Es porque siempre me abrazaste cuando tenías mucho miedo.

El corazón de Jimin sufrió un espasmo. Sus mejillas se enrojecieron furiosamente.

—¡No lo hacía!

—Sí lo hacías. ¿Por qué crees que siempre elegía películas de terror?

Park ni siquiera contestó a eso, demasiado ocupado chillando dentro de sí. Se removió inquieto cuando otra risa pegó en su piel.

Podría asemejarse a cuando eran más jóvenes: enredaban sus extremidades y comían snacks mientras miraban una serie o película.

Jimin creyó que no podrían replicarlo con exactitud. Y fue cierto. Ellos no podrían volver a repetir ese recuerdo en su mente, pero ahora era mucho mejor. Estaban abrazados debajo de una manta, compartiendo calor, mientras se dedicaban a fingir que estaban atentos a la trama. A Jimin le agradó esta evolución de las cosas, sobretodo porque ahora su corazón no dolía de anhelo. Jungkook estaba allí, para él, y parecía tener los mismos problemas para controlarse que Jimin, si la forma en que besó su lunar en la nuca era un indicio.

Jimin soltó un jadeo ante la humedad inesperada de una lengua. Jungkook se alejó repentinamente de la zona, carraspeando.

—Lo siento. —dijo luego de un momento—. Me dejé llevar.

—Está bien. —murmuró. Relajó los músculos y dejó caer la cabeza hacia atrás, apoyándose en el pecho contrario.

La película sucedió sin más incidentes, pero Jimin sintió una especie de tensión en el aire, cada vez que se movía mínimanente para buscar una posición más cómoda.

—Voy a lavar los platos. —dijo Jimin apenas aparecieron los créditos de la película.

Habían cenado unas horas atrás. Y aunque era pasada la una de la mañana y habían visto una película de terror, lo suficientemente tétrica para que se asustara al entrar a la cocina, Jimin no iba a dejar los platos sin lavar. Le estaba haciendo un favor a su yo del futuro.

Jungkook lo acompañó, yendo adelante y prendiendo las luces.

Como Jungkook había cocinado y puesto la mesa, no dejó que se acercara a ayudarlo. A pesar de que le dijo que podía ir a dormir, él se mantuvo allí.

Jimin no pudo negarse cuando buscó un trapo y comenzó a secar los cubiertos. No dijo nada porque, si estaba allí sin hacer nada, Jungkook comenzaría a molestarlo y no lo dejaría finalizar con su tarea.

Antes de terminar con el último plato, sintió unas manos posarse en sus hombros. Los dedos apretaron en sus nudos y lo relajaron inmediatamente. Jimin a duras penas pudo terminar de lavar, pero cuando lo hizo, cerró el grifo y se quedó allí recibiendo el masaje.

Can I be him?  *Kookmin*Where stories live. Discover now