Epílogo

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—Toc toc. —Jimin simuló unos golpecitos en la madera, mientras su cabeza asomaba por la puerta.

Detrás de ella, vio al muchacho de cabello negro teclear en la computadora. La bata blanca que traía se confundía con las paredes detrás suyo. Si bien la habitación era mayormente minimalista, había algunos colores en el escritorio, como una foto de los dos en un marco azul, lápices en un estuche, o los cuadros que Taehyung le había regalado para colgar.

Jungkook levantó la cabeza y se acomodó los lentes antes de mirar hacia su lado.

—Oh. No sabía que vendrías. —se levantó de la silla y rodeó el escritorio, sonriendo.

—Volvía de trabajar, y estaba cerca, así que... —Park se encogió de hombros, terminando por entrar a la sala y cerrando la puerta detrás de sí.

Jungkook lo encontró a mitad de camino y sostuvo su rostro para darle un beso.

Luego de todos esos años, el corazón de Jimin aún saltaba cuando se trataba de Jungkook. Debería haber tenido miedo por su vulnerable corazón, pero las manos que lo sostenían eran tan suaves y cuidadosas, que sabía que podía ofrecer todo el amor que quisiera sin sufrir futuros daños.

—¿Qué quieres cenar hoy? —Jimin echó la cabeza hacia atrás, colgando sus brazos alrededor del cuello del más alto.

—No lo sé. ¿Fideos está bien para ti?

—Síp. Podemos comer lo que tú quieras.

—Mmm... Lo que yo quiera, ¿eh? —Jungkook sonrió ampliamente, y entrecerró los ojos.

Jimin entendió la expresión de su rostro cuando unas manos amasaron su culo.

—¡Jungkook! —lo reprendió, golpeándolo en el brazo.

Antes de que las manos lo soltaran, unos golpecitos se escucharon, y luego la puerta fue abierta.

—Doctor Jeon, el señor Hong ha llegado para su cita de las... ¡Oh, lo siento tanto!

Lo único que pudo ver Jimin cuando miró hacia atrás fue a la mujer salir escandalizada luego de su grito.

Park resopló y le pegó otro puñetazo a Jungkook.

—Déjame ir. Mira lo que haces, terminarás traumándola.

—Ya está traumada, ¿recuerdas la vez que...?

—¡Shh! ¡Cállate! —Jimin terminó por empujarlo. Jungkook lo soltó mientras reía. El rubio se cruzó de brazos, queriendo fingir enojo, pero era débil ante la risa del otro, por lo que terminó por sonreír también—. Te veo en casa.

Jimin retrocedió hasta la salida, agarrando la manija, pero una mano lo tomó del codo.

—Dame mi beso antes de irte. —exigió Jeon, con un puchero en los labios.

Jimin soltó la manija y se volvió. Se paró de puntitas y conectó sus labios levemente antes de retirarse.

—Dame uno mejor. Ese fue sin amor. —Jungkook pegó unos saltitos mientras protestaba.

Y era un poco gracioso ver a un hombre, ya licenciado, hacer un berriche de esa manera. El consultorio era tan austero en comparación con la actitud de Jeon.

—Deaj. Eres la cosa más pegajosa del mundo. —dijo Jimin, haciendo una mueca. Sin embargo, su corazón decía otra cosa.

—Lo amas. —condescendiente, acorraló al rubio contra la puerta.

—Puede ser. No lo decido aún —Park sonrió ante el ceño fruncido de Jungkook. Se adelantó para envolver sus brazos en el cuello del pelinegro, y besó aquellos labios finos por más tiempo del que debería haber hecho. Fueron interrumpidos por otro golpe en la puerta, y finalmente se separaron—. Adiós.

Can I be him?  *Kookmin*Where stories live. Discover now