"I"

1.9K 74 86
                                    


(Antes de iniciar el capítulo, quiero dar un anuncio, que esta historia puede tener insultos a la comunidad lgtb+ y a la raza negra, así que si eres sensible a este tipo de cosas, te recomiendo pasar esas escenas; gracias :D)

Pensar que hay personas que hacen todo para sobrevivir, tener que pasar la noche en un cuarto frío y oscuro a manos de personas insensibles e inhumanas, pero claro, esas manos insensibles e inhumanas son blancas.

Las cadenas en las manos negras solo para servir a los blancos, mientras ellos los trataban con maltratos y desprecios, las miradas de asco y la saliva combinada con flema en las pieles oscuras de los esclavos.

Lamentablemente el privilegio no era para todos los blancos; había una familia, bella y blanca, pero sin un plato de comida, estaba conformada por una mujer embarazada y un esposo que hacía todo lo posible para mantener a su familia.

No dormir en un lugar fijo y las contracciones que eran cada vez más fuertes, los lamentos y maldiciones de aquella mujer eran una tortura para los oídos del hombre trabajador.

-Tengo hambre Ryan, el bebé no para de patear.- Decía la mujer con lágrimas en los ojos. -¿Ya vamos a llegar?

Estaban en rumbo a un pueblo, la mujer necesitaba descansar y un bosque no era el mejor lugar, el camino era largo, pero dieron unos pequeños pasos y sus pies perezosos y cansados se detuvieron, vieron una casa pequeña al frente de ellos, los ojos de Ryan se iluminaron al ver salir humo de la chimenea de aquella casa que estaba hecha de madera y paja. 

-Vamos cariño, aguanta ya llegamos.- Dijo Ryan queriendo caminar, pero se detuvo al ver a su hermosa mujer llorar por los dolores de las contracciones, con sus brazos cansados y sudados la cargó como pudo, las venas en su cuello se hacían notar por la fuerza que usaba al cargar a su hijo en el vientre de su esposa.

Daba pasos largos y pesados, la mujer gemía del dolor, sentía que en cualquier momento se desmayaría, sus ojos estaba volteándose y ocultando su verde intenso.

-No Jasmine, no te duermas querida, por favor.- Decía el hombre sollozo, sus manos estaban ocupadas cargando a su mujer, no podía tocar la puerta de aquella casa y no tenía otra opción, entonces sólo golpeó su cabeza contra la fuerte madera de la puerta, una y otra vez, golpeando cada vez más fuerte mostrando una mancha roja en su frente.

Jasmine lloraba desesperada y gritaba para que los escucharan; no pasó más de un minuto y el alivio en la frente de Ryan se sintió, la puerta fue abierta, un hombre adulto los recibió, tenía canas y su bigote era blanco como la nieve, al ver a la mujer llorando y embarazada los hizo pasar rápidamente.

-¡Una cama por favor!- Gritó Ryan y el hombre asustado los llevó a un cuarto del primer piso

-Déjala en la mesa- Dijo el viejo y Ryan levantó una ceja. -¡Apresúrate!

El hombre se desesperó al ver que Ryan no hacía caso, pero tenía razón, no tenía sentido echarla en una mesa dura, iba a tener un bebé. -¡Como se le ocurre que la dejaré en la mesa, está a punto de tener un bebé!

-¡Los únicos cuartos están en la parte de arriba y no creo que llegue!

Ryan iba a responder, pero las maldiciones de su esposa hicieron que actuara rápido, no le importó, su mujer estaba sufriendo; la dejó en la dura madera y escuchó a una mujer entrar corriendo, parecía la esposa del viejo.

-¿Cuántos meses tiene?- Preguntó la mujer colocándose unos guantes y cubriendo a Jasmine con una manta. -Preciosa respira- Le dijo a Jasmine y ella empezó a hacer sus ejercicios de respiración, pero los dolores eran demasiado fuertes, sentía que su espalda se iba a romper en cualquier momento.

1864Donde viven las historias. Descúbrelo ahora