Capitulo 31: Aprender para no olvidar.

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A medida que el tiempo pasaba me di cuenta que los días podían llegar a ser rutinas, un ciclo, todos días en su mayoría eran iguales, claro que empeze a notar eso cuando comencé a ir a la escuela.

Despiertas, te preparas para ir a la escuela, vas a la escuela, te quedas en ese puto lugar durante horas, sales, vienes a casa y haces la tarea.

La mayoría de las cosas que hacía giraban en torno a la escuela.

Algo molesto.

Lo bueno era que yo era el más inteligente de todo el grupo, ver la cara de los estúpidos de mis compañeros por no saber sumar me resultaba divertido.

Y entonces lo entendí, la escuela es un circo, llena de todo tipo de criaturas extrañas con vidas aburridas y seguramente patéticas, a cada uno le ponía etiquetas, también a las maestras, con las etiquetas era más divertido pasar los días en la escuela.

Me daba cuenta que.. los humanos somos tan estúpidos, yo no tenían amigos o gente con quién hablar, no porque ellos me evitaran o algo así, era porque ellos eran tan predecibles, todos están ligados a las emociones.

No sé si era sano que yo ni siquiera pudiera jugar, reír, o divertirme con los demás niños, tal vez era porque yo nunca había tenido amigos. Pase los primeros años de mi vida en esa estúpida mansión, rodeado por cientos de lujos y los juguetes más caros pero ningún amigó.

Tal vez yo no le encontraba un sentido a divertirse.

Por eso cuando los demás niños jugaban yo me alejaba a una mesa que estaba en una se las esquinas del salón, permanecía en ese lugar sentado dibujando lo que yo quisiera o se me viniera a la mente.

Ahora que lo pienso bien.. me gustaba mucho dibujar.

- Oye, Katsuki ¿Me prestas el color amarillo?

Me sobresalté cuando escuché a alguien a mi lado, de inmediato gire mi cabeza y ahí estaba una niña de cabello castaño con trencitas y lentes, su nombre era Umeko.

¿Cuánto llevaba ahí? ¿Me estaba esperando? ¿Como es que no la escuché venir?

- Katsuki te estoy hablando.

- ¿¡Ah?! ¿Que quieres?

- Te pregunté si me puedes prestar el color amarillo - con uno de sus dedos apunto al lápiz de ese color que estaba al lado de mi dibujo. Tomé el lápiz y se lo entregue - Gracias.

- ..¿Que haces aquí? ¿Por qué estás dibujando en vez de ir a jugar a lo que sea con los demás?

- Eres alguien muy preguntón Katsuki - me dijo la niña sin despegar los ojos de su dibujo.

- Responde.

- Mañana es el cumpleaños de mi Mamá, le estoy haciendo un dibujo para él - me contestó, pude notar una sonrisa en su cara - A él le gustan muchos mis dibujos. Los guarda en un libro que tiene páginas transparentes.

- ..¿En un álbum de fotos?

- A si, creo que ese es el nombre.

Cuando ella me conto sobre su madre y sus dibujos no pude evitar pensar en dónde guardaba Nana los dibujos que yo le daba.

¿Los tiraba a la basura como Mitsuki? No, eso no era posible, Nana amaba los dibujos que le daba, seguramente estaban guardados.. o eso esperaba, en ese momento ni sé porque comencé a pensar que tal vez.. Nana los tiraba a la basura, pero no, era imposible, Nana era no era Mitsuki, ya estaba arto de compararlas todo el tiempo, pero era algo inevitable, tenía miedo de no volver a sentir amor maternal como los demás.

•Atado• |Katsudeku| [FINALIZADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora