•Atado• |Katsudeku| [FINALIZADA]

Capitulo 37: Maldito adolescente.

Pasado

Katsuki

"¡Oh No! ¡Llamen a algún profesor!"

"¡Detente Bakugo!"

"¡Le va a romper la nariz!"

No me importaron los gritos. Yo seguí golpeado la cara de ese maldito mal nacido.

"¡Ya basta por favor!"

"¿¡Que no ves que ya está desmayado?! ¡Detente!"

"¡Que alguien lo detenga!"

"¡Hay mucha sangre! ¿¡Está muerto?!"

Una y otra vez golpeé su fea cara con mi puño. Ni siquiera me importaba la sangre que estaba empezando a salir de su nariz, o que mi propia mano se comenzaba a manchar con ese líquido rojo.

Cómo siempre. Alguien me sostuvo por la espalda y me alejo del cuerpo inconsciente de ese Alfa. Yo empecé forcejear. Todavía no había terminado con él.

Vi como todos comenzaron a rodear al chico. Angustiados de que tal vez yo podría haberlo matado.

"Malditos estúpidos"

Eso pensé.

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-Bakugo Katsuki - me nombró la directora de la secundaria, con su fea y vieja voz. Debido a mis peleas ella ya se sabía mi nombre de memoria - ¿Sabes lo que has hecho?

- Justicia.

Le dije. Eso era algo obvio.

- No es Justicia usar la violencia, joven Bakugo. Dejo a ese pobre muchacho muy mal herido de su rostro ¿Que tiene que decir en su defensa?

- Que es una lastima. Yo le quería romper la nariz.

Se escuchó un impacto. Un ruido. Ella había golpeado el escritorio con su puño. Estaba enojada. Podía oler su enfadó. Pero eso no me importaba. Sé lo que ella hacía. Trataba de intimidarme. Que patética. Una Alfa vieja y decrepita como ella no iba a darme miedo. En ningún momento desvíe la mirada.

La señora suspiro, trataba de mantenerse sería y serena hacia la situación. Controlo su molestia.

- Bien. Necesito saber saber el motivo de la pelea - ese tonito de mierda y modales baratos. Trataba de aparentar ser una mujer sostificada. Lo cual no era.

- Él me miró mal.

Después de decir eso su cara de volvió a arrugar con un puto ceño fruncido.

- Debes estar bromeando..

-...

- ¿Llevaste a un chico a la enfermería, solo porque te miro mal? - dijo sin poder creerlo.

- Si. Exactamente.

Vinieron a mi los mismos comentarios de siempre, los malditos regaños, sus "sugerencias" para que dejara de cometer tantos escandaloso. Ja. Si supiera que todas sus palabras me valían mierda.