CAPÍTULO II

50 8 35
                                    

Algo inusual, pero Harry le había pedido a las costureras reales que le fabricasen un vestido; el vestido más hermoso que pudiese imaginar, con pocas capas para que él sólo pudiese colocárselo y así no involucrar a más personas en esto, todo por el hecho de que si su padre se enteraba lo mataría a él y a todas las personas involucradas.

No entendía el por qué los vestidos le llamaban tanto la atención ya que bueno, él era un príncipe y los hombres no debían usar la vestimenta de mujer. Debía tener y mostrar en todo momento una imagen fuerte y masculina, pero algo en él desde que era apenas un crío, siempre quiso probarse un elegante vestido y por fin tendría la oportunidad.

Le encantaría poder usar ese vestido para la fiesta de esa misma noche. No podría ver a las reinas y princesas llevar puestos aquellos vistosos y deslumbrantes vestidos sin que en su interior se genere una enorme envidia, a la vez sabía que no podría ocurrir bajo ningún concepto, así que únicamente se lo probaría un momento y luego se lo quitaría para guardarlo en su caja por debajo de la cama.

Al abrir la caja y llegar a poner su vista sobre él, quedó totalmente atónito, con una enorme sonrisa mostrada en su rostro.

Era un vestido precioso de satén color beige. Tenía unas gigantescas y relucientes ondas rodeando toda la falda de este; mangas apretadas en la parte alta, pero abriéndose como campanas al llegar a las muñecas.

Moría por verse en él, así que sin más, comenzó a desvestirse para primero colocarse la crinolina. Cuando ya estaba terminando de ajustarla, escuchó como la puerta a su habitación era golpeada, escuchando la voz de su progenitor provenir de ella. Maldijo tantas veces que sería imposible contarlas por lo rápidas que salieron de su boca.

Se puso a pensar que hacer en tan corto tiempo. No le importaba mucho que su padre lo viera con la crinolina puesta, solo se limitó a tomar el vestido y arrojarlo debajo de la cama, pero fue demasiado tarde...

'Mierda'

-Harry, hij-... -se interrumpió cuando abrió la puerta. Lo observó y quedó pasmado, totalmente confundido-... ¿Qué estás haciendo? ¿Y qué mierda traes puesta? -sus gestos de confusión se transformaron en cosa de milisegundos en pura repulsión y decepción.

-Y-yo... -no pudo decir nada. Estaba totalmente pálido, aterrado por lo que fuese a suceder.

-¿Eso es un vestido? -se agachó para recoger la prenda que estaba la mitad fuera de la parte inferior de la gran cama-. ¿Te estabas poniendo un vestido? -preguntó aún sin creer lo que sus ojos estaban viendo-. ¿¡Mi hijo se estaba poniendo un vestido!? No puede ser.

-Solo me lo iba a proba-... -una fuerte bofetada lo interrumpió. Estaba claro que eso dejaría marca, pero podrían maquillarsela luego. Harry soltó un pequeño sollozo, pero se calló de inmediato, colocando una de sus manos sobre su boca ya que su padre siempre decía que los hombres no lloraban, eso era para las mujeres y personas débiles, no para hombres como ellos. No quería meterse en más problemas y mucho menos ahora que el rey se encontraba lleno de rabia.

-¡¡Se supone que eres hombre!! ¡No puedes vestir con ropa de mujer! -el rey luego de eso, dio un muy fuerte y entrecortado suspiro para tranquilizarse solo porque no quería pasarse de nivel con los golpes y complicar el trabajo de quien fuera a maquillarlo para la noche-. Nadie debe enterarse de esto ¿¡me oíste!? -el rizado asintió repetidas veces-. Eres una desgracia y una vergüenza para esta familia.

» -Debí haber elegido al otro -murmuró esas últimas palabras para sí mismo, luego de hacer una pausa; claro que su hijo no pudo escucharlo correctamente. A la misma vez pasaba una de sus manos por su rostro ya fastidiado-. Quítate esa mierda ahora y entrégamela -señaló a la crinolina-. En cuanto a esto... -alzó el voluminoso vestido con sus brazos-... Me voy a deshacer de él -el menor murmuró un suave y triste "No" siendo totalmente inaudible-. ¡¡Que te quites eso te dije!! -Harry obedeció con las lágrimas a punto de caerle de sus párpados y pronto se la entregó a su progenitor-. No quiero volver a ver que tienes algo parecido o te mandaré directo al calabozo, a ver si así aprendes de una buena vez que no te voy a aceptar estás insensateces. Ahora ve a que te comiencen a arreglar, ya mismo -ordenó y salió de la habitación sin decir una palabra más, azotando la pesada puerta detrás de sí.

𝐌𝐲 𝐋𝐞𝐠𝐚𝐜𝐲 ᯽ 𝘓𝘢𝘳𝘳𝘺 𝘚𝘵𝘺𝘭𝘪𝘯𝘴𝘰𝘯Where stories live. Discover now