Un reino en el que la homofobia reinaba, un príncipe descubriría algo que jamás imaginó fuese siquiera una posibilidad y mucho menos pensaría los problemas que eso iba a traer.
-Que a alguien le guste algo distinto que a ustedes, no significa que se...
Las últimas palabras de Arlene deambularon en la cabeza de Harry sin descanso alguno. De igual forma no había podido sacarse a Louis de sus pensamientos.
Ahora que la princesa no estaría por unos días, tendría un poco más de tiempo libre.
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Desde que la familia irlandesa había zarpado, el chico rizado de 25 años pasó el resto del día en sus aposentos, tratando de procesar todo lo sucedido en el anterior y el presente día; cosa que le fue totalmente imposible.
Lo que aún no le cabía en mente era: ¿cómo en un solo día, una persona que llevaba conociendo apenas una semana le había hecho caer en la cuenta de algo que ni en años pudo notar por sí sólo?
¿Sería cierto que el príncipe sentía una mínima atracción por su mejor amigo?
Tal vez no era así y lo que pasó fueron las palabras de Arlene jugándole en contra... ¿no?
Fuera lo que fuera sabía que no debería estar sucediendo.
Se había decidido por abandonar su recámara luego de varias horas dentro de esta y la razón de eso poseía unos espléndidos ojos azules.
[...]
Llevaba desde la mañana sin encontrarse con Louis y desde entonces no le había sido posible dejar de pensar en él. Quería verlo y sería eso lo que haría.
Comenzó a buscarlo por las zonas en las que era más probable encontrarlo, pero después de largos minutos recorriendo los desiertos pasillos del castillo, no logró encontrar a su amigo por ningún sitio.
'Que raro' pensó el Príncipe extrañado.
Louis era una persona muy trabajadora y responsable por lo que no hallarlo donde se suponía debía estar cumpliendo sus horas laborales le parecía algo muy extraño.
El rizado chico incluso les había preguntado a un par de guardias si lo habrían visto o supieran dónde se encontraba, pero ninguno supo decirle nada de utilidad.
Como última opción fue a buscarlo a su habitación.
-¿Louis? -llamó abriendo la puerta sin dejar que le respondiese- ¿Estás aquí adentro?
Al adentrarse en el cuarto vio a su mejor amigo sentado de piernas cruzadas mientras abrazaba una de sus almohadas.
-Hola -le dirigió una pequeña sonrisa.
-¿Por qué estás aquí? ¿No deberías estar trabajando? ¡Estuve buscándote por todas partes! -levantó un poco la voz al decir eso- ¿Te encuentras bien?
-Sí, solo no me sentía lo suficientemente bien para salir, eso es todo. Pero no te preocupes que me aseguré de aumentar toda la seguridad y de que todo estuviese en total orden antes de retirarme -aclaró con una sonrisa apenas notable en sus facciones.
