CAPÍTULO X

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En la segunda página de multimedia hay una canción, es para cuando yo lo avise, ahí la van a poner :)

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La sorpresa estaba ya lista. Era algo muy simple, pero sería algo verdaderamente significativo para ambos.

Quedaban unas cuantas horas restantes para que llegara el momento en el que cambiaría todo para ellos. Harry claro que estaba muy nervioso. Sentía que todo iba demasiado rápido entre ambos y eso no le brindaba mucha seguridad. Aunque se conocieran de toda la vida, aún tenía ese débil sentimiento de inconformidad y creía que todo su esfuerzo podría haber sido en vano.

El día en su totalidad lo paso dando vueltas por el castillo -como se le había hecho costumbre esa última semana-, asegurándose de que los caballos estuviesen listos y de que las cosas que llevaría estuvieran en su lugar. No quería olvidar nada o todo el plan quedaría totalmente arruinado.

Por otro lado, Louis se tuvo que quedar con la intriga por un agobiante día, cosa que odiaba rotundamente, pero de todas formas estaba muy emocionado sabiendo que Harry había organizado algo solo para él.

En eso se encontraron, cuando el príncipe pasaba por donde Louis estaba haciendo guardia. No quería topárselo, no quería que él notara lo nervioso que estaba y comenzara a hacerle preguntas. Intentó pasar de largo, pero el castaño se metió en su camino.

-Louis, tengo que irme... -quiso apartarse para seguir con su andar, pero unas manos se posaron sobre sus ambos brazos, posicionándose justo frente de él.

-¿Qué te ocurre? -decidió saber. Se le veía una pizca de preocupación-. Te noto inquieto, ¿estás bien?

-Sí, estoy ocupado. De verdad me tengo que ir, lo siento -sin renegar, Louis lo dejó ir, alejando sus manos de él-. Nos vemos en los establos a las dos de la tarde -avisó, con un extraño gesto al intentar formar una sonrisa sin éxito y por fin se marchó.

Lo que acababa de ocurrir dejó a ambos chicos con un mal sabor de boca: al príncipe por haber tratado de aquella manera a Louis, cuando él lo único que quería era saber si se sentía bien; al de azules orbes por la frialdad con la que Harry se había expresado.

[...]

El Príncipe necesitaba salir del castillo, rumbo al pueblo de su reino y lo haría en caballo. Aún tenía que recoger algo, lo cual no estaba seguro del todo que estuviese terminado; ya le habían advertido que no sería sencillo tenerlo listo a tiempo. Ese artefacto era de suma importancia para la sorpresa, en caso de que no estuviese acabado, sería su ruina y esa era una de las principales razones por las cuales estaba tan irritado e inquieto.

Se bajó de su corcel, con su capa color púrpura de fina seda cayendo detras suyo de una dramática manera. Se veía imponente, más apuesto de lo que era usual en él.

Muy pocas veces se le veía divagar por el pueblo, pero cuando eso pasaba, todas las personas a su alrededor lo observaban con admiración.

-Dígame que está listo -imploró por que así fuera apenas se acercó al recibidor del local.

-Por fortuna lo está alteza, listo para su uso -le entregó un pequeño rollo de tela anudado con un lazo. Harry no se resistió y deshizo el moño, desenrollando el pedazo de tela para ver lo que había en su interior.

Sus ojos brillaron al verlo, la felicidad lo inundó y su rostro se iluminó. Era perfecto, tal y como esperaba que fuera.

-No puede decirle a nadie sobre esto, si me llego a enterar que alguien más lo sabe...

𝐌𝐲 𝐋𝐞𝐠𝐚𝐜𝐲 ᯽ 𝘓𝘢𝘳𝘳𝘺 𝘚𝘵𝘺𝘭𝘪𝘯𝘴𝘰𝘯Where stories live. Discover now