Un reino en el que la homofobia reinaba, un príncipe descubriría algo que jamás imaginó fuese siquiera una posibilidad y mucho menos pensaría los problemas que eso iba a traer.
-Que a alguien le guste algo distinto que a ustedes, no significa que se...
El mayor despertó con su chico aún recostado sobre su cuerpo. Levantó un poco su cabeza para poder besar sus despeinados cabellos y luego acariciarlos con una mano.
No sabía que tan tarde era pero el sol ya había salido por lo que creía que ya debería estarse alistando.
Estiró su brazo para tomar su reloj de bolsillo que reposaba sobre su buró. Eran las 7 y 15 de la mañana. No era muy tarde, aún podría quedarse un tiempo más en la cama. Hoy se le permitía descansar un poco más ya que necesitaría toda la energía posible para el viaje que tendría luego del funeral del rey.
En cuanto a Harry, él probablemente ya debería irse despertando, pero Louis no quería ser quien lo despertase.
Se veía tan tranquilo mientras descansaba, tan en paz. Probablemente la hora de dormir era la única en la que no se sentía presionado por nadie, donde no tenía que preocuparse en fingir ni preocuparse por lo que los demás fueran a pensar o decir sobre él.
Si lo iba a despertar sería de una muy sutil manera. Comenzó a deslizar su mano por la espalda del menor y la otra por el brazo que se encontraba sobre su propio pecho.
Estuvo unos minutos así hasta que el rizado se removió un poco y soltó un sonidito que significaba que probablemente ya estaba despertando.
-¿Hazz? -llamó con un suave y poco profundo tono de voz.
-Hmm... -soltó sin moverse.
-Ya amaneció, deberías ir despertando -la mano con la que acariciaba su brazo pasó hacia los revueltos rizos del príncipe, apartándolos de su rostro y llevándolos detras de su oreja.
-Cinco minut... -su voz había sido tan lenta, tan profunda y tan suave que nisiquiera se alcanzó a escuchar el final de sus palabras.
El mayor sonrió con ternura.
-Solo cinco...
Los cinco minutos pasaron, pero Louis nuevamente no fue capaz de privarlo de su tranquilidad por lo que esos 5 minutos se convirtieron en 10 hasta que de verdad se les hacía tarde y tuvo que despertarlo.
-Harry, ahora si tenemos que levantarnos -empujó su hombro con suavidad.
-¿Mmh? -abrazó con un poco más de fuerza y soltó un suspiro.
-Se hace tarde, lindo -sonrió llevando su mano a la mandíbula de Harry y alzó su rostro con cuidado para que pudiera verlo.
Finalmente despegó sus párpados y el ver al castaño sonriendo apenas despertar no pudo evitar sacarle una sonrisa.
-Beso -exigió e hizo con sus labios un pico para que el contrario lo besara.
-¿Apenas te despiertas y ya quieres que te bese? -río frotando su pulgar en la mejilla del otro y este asintió.
Rodó sus ojos con una sonrisa asomando en sus labios, pero claro que obedeció, inclinándose así para darle un dulce beso, mientras aún se apoyaba en su mejilla delicadamente.
-Buen día mi príncipe...
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