SIN VUELTA ATRÁS...10

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Se removió, asustada miró como Antia se movía silenciosamente de un lado a otro en su recámara.

– ¿ Cómo llegué? – susurro para sí misma.

– Oh, mi lady ha despertado? – dijo la doncella colocando sobre el baúl de Silence unas toallas limpias.

– ¿ Antia, qué hora es? – La doncella miro  hacía la chimenea.

– Las ocho mi lady– dijo abriendo las cortinas de la recamara.

– Minerva está en la propiedad?.

– No, hoy también salió al pueblo, y dijo que se demoraría todo el día, que regresa por la tarde.

Silence se sentó en la cama, levanto sus rodillas y se apoyo sobre estás, metido sus manos en sus largos cabellos.

– El señor Griffin está?.

– Si mi lady en el estudio.

Apartó las cobijas de su cama, tomó su levantador y salió de su recámara.

– Ahora,  a dónde va en esas fachas!– dijo Antia tratando de alcanzarla.

– Señor Griffin – dijo entrado al estudio sin pedir autorización.

Gerald la miro y sonrió, se acercó a ella y trabo la puerta para que nadie pudiera ingresar.

Silence lo miraba en silencio.

– Mi lady, está usted muy bella hoy– dijo mirando su desnudes a través  de la transporte tela.

Silence al darse cuanta que estaba prácticamente desnuda trato de esconderse detrás de un sofá de espalda alta.

– No me miré– pidió avergonzada.

– No puede pedirme algo asi– se acercó a ella con voz ronca– no después de lo que sucedió anoche – las mejillas de Silence se tiñeron de rojo.

– ¡ Que vergüenza ! – llevo una mano a su frente – debe pensar que soy una cualquiera.

– No lo pienso, se que usted es toda una dama – se acercó a ella y la halo hacia él, pegándola a su cuerpo; Silence sintió el duro pecho de Gerald a través de la tela de su camisa.

Coloco sus manos sobre el pecho de Gerald, absorbiendo el varonil olor que este desprendía.

– Lady Ashford, la amo– dijo tomando la barbilla de Silence y elevando su rostro hacia él.

– Oh señor Griffin, yo también siento algo por usted– dijo apartandose un poco.

– Puede quedarse aquí conmigo, o ir a Londres y conseguir un esposo más de acuerdo con su clase social.

Silence negó, deseaba quedarse allí con él.

– Le escribiré a padre, le pediré venga y así usted podrá pedirle mi mano.

Gerald asintío, fuera en el campo o Londres conseguiría que Silence fuera su marquesa.

La tomó por la cintura y la sentó a horcajadas  sobre su regazo.

Beso, lamió y succionó cada centímetro de su pecosa piel

– Te amo Silence– susurro contra la vibrante piel de la lady.

– Gimió al sentir como su intimidad era tocada por Gerald.

– No!, No ahora,  debo bañarme– dijo levantándose de regazo de Gerald – viene para saber cómo llegué a mi cama.

– Yo la traje, gracias a Dios los pasillos de la mansión estaban desiertos, nadie me vio – aliviada asintío, debía regresar a su recámara, ojalá todo estuviera desierto como cuando bajo.

 ORANGE ROSES..... EL SILENCIO DE TUS LABIOS...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora