EN MIS MANOS... 12

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Minerva abrió los ojos como plato, la maldita doncella la había seguido,  se dió media vuelta y la miró con una sonrisa plantada en la cara.

– He preguntado, ¿ a dónde vas?.

A dónde crees, a escribirle una carta al conde, la muda se quedará refundida aquí. Será obligada a contraer casamiento con el administrador y vivirá críando gallinas – pensó en decirle sus verdaderas intenciones, pero no quería colocar en sobre aviso.

– Estaba dando una vuelta– esbozo una sonrisa fingida.

– Si?, No me digas! – Antia elevó una ceja.

– No te metas en lo que no te importa – dijo con dientes apretados.

– Si me meto, porque se trata de mi lady – enojada Minerva elevó su mentón.

– Eres una insolente!– levantó su mano, pero Antia fue más rápido y le dió una bofetada.

– Yo no soy mi lady, a parte. Desde hace mucho tenía ganas de darte esa cachetada.

Minerva llevo una mano a su mejilla tocando el pedazo que ahora estaba rojo y con los dedos de Antia pintados en ella.

– Te arrepentirás, mugrosa– dijo mirando de arriba abajo a Antia, Minerva se cruzó de brazos y sonrió victoriosa – Esto no se quedará así, ahora mismo le escribiré una carta al conde y esa muda se quedará refundida aquí. En este lodazal, criando vacas y cerdo.

Minerva camino de vuelta a la mansión, sintiendo que sería Silence quién le pagaría por la bofetada que su doncella le había dado.

Antia miró hacia la cabaña donde Silence estaba con él señor Griffin.

– Debo decirle.

Silence estaba sobre el regazo de Gerald, quien la besaba por todo su cuerpo.

Se restregaba contra él, mientras esté chupaba sus senos.

– Mi lady!, Mi lady!– dió un respingo al escuchar el llamado de Antia– tenemos problemas.

Rápidamente se levantó del regazo de Gerald quién gruñó al sentir que se había separado de él.

Se colocó su vestido y corrió a abrir la puerta.

– ¿ Que ocurre?.

– Minerva, la ha seguido y se dió cuenta de todo

Silence miro de inmediato a Gerald quién paso su mano por su cabeza.

– Debo regresar a la mansión –
Salió corriendo, debía encarar a Minerva.

– Dios, todo se arruinó!– dijo Gerald desesperado, pasando sus manos por su rostro, sabía que Minerva para hacerla sufrir le diría que él la había enamorado para comprometerla.

Silence ingresó a la mansión por la puerta trasera y fue directo a su recámara, al abrir la puerta vio a una Minerva sonriente sentada en el alfeizar de la ventana.

– Haz terminado!?– Inquirió sonriente.

– No me hables de esa forma– dijo acercándose a ella.

– Claro que te hablo como yo quiera, eres una ramera!– Silence cortó la distancia  y levantando su mano golpeó el rostro de Minerva, quien sonrió con maldad – crees que él administrador en verdad se acercó a ti por que seas toda una beldad?,  No!. Se acercó por qué yo se lo pedí, le pedí que te comprometiera.

Esas palabras llegaron como dagas a sus oídos, sintío como su mundo se abría bajo sus pies y era subsidonada hasta un profundo avismo.

– Maldita!, Eso es mentira; él jamás jugaría conmigo de esa manera.

 ORANGE ROSES..... EL SILENCIO DE TUS LABIOS...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora