El carruaje apartó frente a la mansión londinense de los condes de Ashford.
Edrick seguido de los sirvientes salió a recibir a su hermana.
Silence sonrió al ver a su hermano mayor.
– Ha llegado mi momento– dijo a Antia quien había viajado a su lado.
– Si, quiero ver sus caras cuando te vean.
– Allí estarás– Edrick abrió la puerta del carruaje dónde venía su hermana.
– Mi lady – tendió su mano hacia Silence quien coloco sobre está una engüantada mano.
Edrick elevó su mirada y se encontró con una preciosa Lady.
– Silence!– está sonrió.
– Si, mi lord.
– Estás preciosa – tomo la mano de su hermana y la beso, Silence miro a los sirvientes quienes la miraban como si no la reconocieran.
Estaba muy diferente, ahora era toda una mujer; de cabellos largos, cintura estrecha y caderas más grandes, sonrisa radiante y ojos brillantes.
Era toda una beldad.
– Ingresemos.
Le brindo su brazo para que se colgará de éste.
Silence ingresó a la mansión, elevó su mirada y observó las escaleras. En lo alto de estás estaba la condesa, y a su lado sus hermanas, Miracle y Gena.
La condesa la miró con ojos desorbitados.
Esta no era la misma niña fea que había dejado en Orange.
Ahora era una joven casadera muy diferente.
– No te fies de las apariencias, debe seguir siendo una muda sin remedio, ya verás como será nuestra sirvienta.
Susurro al oído de su madre.
La condesa sonrió mientras elevaba su mentón.
– La haz traído, siempre te sales con la tuya– descendió hasta llegar a Silence – nada cambiará– dijo mirando a su marido; todo seguirá igual para ti– le dijo directamente a Silence.
– Como usted ordene lady Ashford – dijo haciendo una reverencia.
– Prepararle a mi hija su recámara en el ala este – la condesa zapateo en su lugar y sin decir más salió hacía la sala del té seguida por sus hijas
– Ven querida, tomaremos el té– su padre le brindo su brazo, sonriente Silence se colgó de él.
– No te preocupes, nadie te hará sentir mal.
– No te preocupes padre, todo estará bien.
Se sentó frente a Miracle, quien elevó el mentón al verla.
– No se puede negar, esta preciosa. Pero jamás serás una beldad.
Silence sonrió demostrando que las palabras de su hermana no le causaban dolor alguno.
– Sirve el té – le dijo Miracle.
– Mi lady, eso no le corresponde. Yo lo serviré– Silence miro a la sirvienta.
– Con gusto lo haré – se levantó de su lugar, tomo la tetera y comenzó a servir el te, Miracle la miraba sonriente.
Su padre enojado miraba a su hija.
– Hija, deja de hacer eso. Para eso hay servidumbre– Silence lo miró y sonrió.
– Tranquilo padre – Comenzó a servirle el te a Miracle, mientras le hablaba a su padre.
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ORANGE ROSES..... EL SILENCIO DE TUS LABIOS...
RomanceSilence, así la llamaba todo el que la conocía, su madre y hermanas la odiaban desde que tenía uso de razón, ¿ Porqué?. No lo sabía. Tratada como la sirvienta, huérfana y muda se preguntaba una y otra vez por qué es madre la había dejado abandonada...