TODO COMO DEBIA SER...

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Nina sonrió mientras Antía cepillaba su largo cabello.

– Está muy feliz!– dijo Antía elevando una ceja negra.

– Sí... – dijo Nina mirándola a través del espejo – demasiado, después de todo lo que me dijo el duque estoy más tranquila, accedí a darle una oportunidad. Pero si me defrauda será la única que le daré– Minerva que estaba escuchando del otro lado de la puerta sonrió llena de maldad.

– Mis niñas deben saber esto– dijo alejándose de la puerta.

Esa noche más tarde, Nina se levantó de su silla y camino hacia la ventana, a lo lejos se divisaban las antorchas de Antury.

Abrió los ojos como plato al ver que Gerald estaba debajo de su ventanal.

– Que haces aquí!– dijo en un susurro.

– Vine a verte, a partate– Nina se hizo a un lado y él trepó por la enredadera para llegar al balcón.

– Estás loco!, Si mi padre te ve aquí– Gerald sonrió.

– No podrá hacer nada, eres mi prometida– tomo a Nina por sus mejillas y beso sus labios.

– Estás loco, debes marcharte– dijo mirándolo a los ojos.

– Nos vemos mañana en la cabaña– dijo antes de bajar d nuevo.

Nina sonrió, era muy feliz al lado del duque.

Con la punta f sus dedos tomo el dije de su cadena.

– Madre, espero mi felicidad dure– beso el dije de la cadena que era de su madre y luego ingresó a la recamara.

Se removió en la cama, los rayos de sol ingresaban por la ventana.

– Mi lady, debe levantarse– Nina abrió los ojos y se quejo al ver que Antía había abierto las cortinas.

– Déjame dormí otro rato – se quejó.

– No mi lady, debe arreglar se para ir a misa– dijo Antía sacando unos de los vestido de misa para su niña– sus abuelos y su hermano la esperan.

Nina abrió los ojos de golpe al recordar que ese día vería a sus abuelos, pero sobre todo a su hermano John.

– Sí – dijo feliz– hoy pasaré la mañana con mí hermano.

– Cuando el duque y su hermano se conocerán– Nina miro a Antía.

– no había pensado en eso, debo arreglar todo para que mí hermano y Gerald se conozcan– sonrió y después se metió al cuarto de baño y tomo un delicioso baño caliente.

Paso la mañana con sus abuelos.

Se sentía ansiosa por regresar a Orange, ya quería ver a Gerald.

Sonrió al ver como su carruaje llegaba por ella.

El camino de regreso se le hizo eterno.

De un salto bajo del coche para correr al interior de la mansión como si de una niña de tratará.

Freno en seco al ver a su madrastra Miracle en la sala de te con sus hermanas Genna y Enora.

Miro a la condesa y asintió con la cabezas.

– Es unaal educada– dijo Genna con desagrado al ver que Nina no saludaba a su madre comiera debido.

– No digas tal cosa hija, no la juzgo por querer olvidarse de mi existencia. Fue muy mala con ella– suspiró entrecortada mente.

Enora miro a su madre y todo los ojos.

–Ya madre, deja de actuar, si la muda no te ha creído en todo el tiempo que llevas rogándole perdón, no creo lo haga ahora.

 ORANGE ROSES..... EL SILENCIO DE TUS LABIOS...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora