AL MIRAR TUS OJOS... 5

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Miraba como los pajarillos anidaban cerca de su ventana. sonrió, eran muy  hermosos.

– Quiere tocar su arpa?– inquirió Antia.

Asintió, sonriendo.

–Bien, vamos a sala de música– tomo a Silence por la mano– debe salir de esta recamara.

Lady Ashford negó, sus ojos estaban abiertos.

– Vamos – insistió –Minerva no esta en la mansión, ha ido al pueblo– sonrió, se encogió de hombros – Si no esta aquí, no le dirá nada – sabía que era cierto lo que decía su doncella.

Bajaron al salón de música, Silence se acercó al piano, acariciando las teclas con sus delgados dedos luego al violín tocando las cuerdas, sonrió, le gustaba tocar esos instrumentos, pero rara vez lo hacía ya que Minerva le tenía prohibido acercarse al salón de música, cada que ella salía al pueblo aprovechaba para tocar un rato. por último se acercó arpa, pasando sus delicados dedos por las largas cuerdas, se sentó en la butaca posicionando el arpa entre sus piernas.

– Tranquila, yo vigilaré desde la ventana, si Minerva llega le avisó de inmediato – asintió, sabía que podía confiar en Antia.

Comenzó a tocar la melodiosas notas, cerró los ojos dejándose llevar, lágrimas  corrían por sus pecosas mejillas, como anhelaba que su padre viniera por ella; como anhelaba salir de ese lugar.

Gerald estaba en el estudio revisando los papeles que el administrador le había dejado, cansado se recostó en el sillón, cerró los ojos al escuchar como las notas del arpa llegaban hasta sus oídos.

– Quien tocara? – se levanto de su lugar para seguirlas notas – se detuvo frente a la puerta cerrada, las notas inundaban todo el lugar, no irrumpió, no quería espantar a la dulce joven.

– Mi lady!, mi lady !, ha llegado Minerva –  Asustada se levantó de su lugar para salir de la sala. Abrió la puerta para salir, no quería que la mujer la encontrara allí, sin darse cuenta se topó con el duro pecho de Gerald.

–Mi lady – la tomó por los hombros – ¿esta bien?– agitada negó.

– Ha llegado Minerva, si la encuentra en la sala de música la castigara – dijo ella, ya que de la asustada Silence no salía ni una palabra.

–  Tranquila, venga conmigo – dijo conduciéndola hasta la cocina.

Rosina la cocinera se asustó al ver al señor Griffing en su cocina, y más acompañado de una temerosa Silence y de Antia.

– Rosina, si Minerva pregunta por mi lady le dices que salimos al jardín hace una hora, no le digas que nos acabas de ver – la mujer asintió, sabía que Minerva le tenía mala voluntad a Silence.

 – Tranquila mi niña – se dirigió a Silence, quien le sonrió.

Se perdieron por la puerta que daba al jardín trasero, Rosina continuó con su labor.

Rato después ingreso una malhumorada Minerva.

–¿Dónde está?! – casi grito.

– ¿Quién ?! –  inquirió Rosina sin mayor importancia.

–  La muda!, ¿ donde esta?.

– Salió al jardín hace como una hora, si quiere voy por ella – dijo sin dejar de picar las verduras para la comida.

– No, dijiste que salió hace como una hora?! –  asintió sin mirarla.

– SÍ, ¿ porque? – Minerva negó.

–  Por nada, solo pensé que estaba tocando el arpa –  Rosina se echó a reír.

–  Señorita Minerva, esa pobre niña no sabe hablar y va a saber tocar un instrumento –  Rosina siempre hablaba mal de Silence delante de Minerva, pero en realidad lo hacía para que la institutriz creyera que no la toleraba – Si esa niña hubiera tocado un instrumento; yo misma se lo hubiera dicho a usted para que la castigara, tranquila, la tonta no sabe.

 ORANGE ROSES..... EL SILENCIO DE TUS LABIOS...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora