nuevo hogar

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En tan solo un par de semanas, la Alfa y la Omega decidieron cambiar a un nuevo hogar, o más bien Sana fue obligada a cambiar de casa

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En tan solo un par de semanas, la Alfa y la Omega decidieron cambiar a un nuevo hogar, o más bien Sana fue obligada a cambiar de casa.

Un día como cualquier otro la Omega estaba sentada en su mesedora, hasta que llega la Alfa y empieza a empacar sus cosas y las de la Omega.

Sana había mirado confundida a la Alfa, hasta que éste le explicó toda la situación en la estaba.

Había comprado un hogar más grande y espacioso, quería que su cachorro tuviera un gran espacio para correr, jugar y hacer todo lo que este quisiera.

Sana simplemente acepto la decisión de la Alfa, no le quedó de otra. Tampoco se pondría a pelear con la Alfa por tomar una decisión sin su consentimiento.

Sabía que Momo lo hacía por el bien del cachorro y de su Omega. Quería que ambos se sintieran cómodas y relajadas en un espacio más abierto para ambas.

-Momoring, ¿Ya terminaste de bajar todo? Dijo la Omega sentada en uno de los escalones de la entrada de su nuevo hogar

-Faltan un poco más.—Dijo la Alfa dejando más cajas dentro de su nuevo hogar

-Está bien, pero que conste yo te ofrecí mi ayuda y no la recibiste- dijo la Omega haciendo un puchero

-Tú no puedes hacer fuerzas, ni siquiera puedes hacer fuerza.-  Dijo la alfa mirando a la Omega

-¡Hey!, Claro que puede hacer fuerza.-Dijo la Omega apretando sus puños

-Nop, estás embarazada, no me voy a arriesgar a qué te pase algo a ti o a mi cachorro.- Dijo la Alfa arrodillándose delante de la Omega y dándole un beso en la frente

-Te odio porque tienes razón, Hirai Momo.

-Y yo te amo a ti por entenderme, cariño. -Dijo Momo levantándose y caminando hacía el camión

Sana nuevamente hizo un puchero, su Alfa tenía razón, tal vez Sana si podría tener un poco de fuerza, pero no debía arriesgarsé por su bien y el del cachorro.

-¡Apúrate Momito, quiero ver la casa ya!— Dijo la Omega en voz alta

Literalmente llevaba dos horas sentada ahí, su Alfa le había dicho que se quedará ahí quieta ya que Momo quería darle un recorrido por la casa.

Momo estaba tan nerviosa, que le parecía demasiado tierno a Sana. Amaba a esa Alfa como era.

—¡YA VOY!-Gritó la Alfa bajando más cajas del camión

Aunque claro, la Omega no se podía negar a tan semejante vista que tenía, su Alfa, con una camisa sin mangas y apretada. Sus músculos contrayéndose cuando hace fuerza para levantar las cajas, su cabello atado con una coleta y sus pantalones negros ajustados.

Sana no lo negaría, su Alfa era alguien demasiado sexi y ruda a la vez. Aunque realmente era una masita llena de amor y ternura, lista para darle mimos a la Omega cuando ésta lo pedía.

Incluso Sana se preguntaba a si misma como es que ambas terminaron siendo una pareja llena de amor y ternura.

La Omega solía también tenerle miedo a la Alfa cuando estaban en la universidad, solía escuchar los rumores que la gente decía sobre ellay demás cosas.

Pero un día simplemente le dió curiosidad conocer a aquella temible y solitaria Alfa. Así que se acercó a la Alfa y comenzó a hablarle.

Grande su sorpresa cuando la Alfa no la echo y tan siquiera le gruño. Incluso la Alfa se había puesto nerviosa.

Incluso Sana había reído por las cosas que decía la Alfa. Tan nerviosa y temblando, у había esperado incluso le había dicho que aquel día por varios meses.

Y desde ese entonces, ambas habían iniciado una gran amistad, que luego paso a ser un lindo noviazgo que se mantiene hasta el día de hoy. Incluso Momo le había dado su marca a Sana, dejándola también rellenita de un pequeño cachorro.

Sana jamás se arrepentiría de nada, amaba a Momo con toda su fuerza y siempre será así.

La Alfa jamás le fallaría a la Omega, ni la Omega le fallaría a su Alfa, porque ambas eran un amor realmente hermoso y puro.

Un amor que daría frutos en aquel pequeño y hermoso cachorro que venía próximamente. Ambas lo esperaban con ansias y alegría.

-Y bien, ¿Ya puedo abrir los ojos?-Dijo la Omega con sus manitas sobre sus ojos

-Listo, ya puedes abrirlos.—Dijo la Alfa

Sana quitó sus manitas de sus ojos y vió la habitación decorada para un cachorro, para su cachorro.

-Mo-momorig... Dijo la Omega viendo la habitación

-Ese día que llegue a empacar las cosas, me salte decirte un detalle, en dos días decore toda la habitación para nuestra pequeño cachorro.- Dijo Momo rascando su nuca

-¿Te gusta?-Nuevamente dijo la Alfa sonrojado

-¡ME ENCANTA!-Gritó la Omega lanzándose a abrazar a la Alfa

Momo recibió a su Omega en sus brazos, y ambos se fundieron en los brazos cálidos de la otra.

Ambas comenzaron a soltar sus feromonas, ambas hacían una exquisita combinación. Ambas eran la mejor combinación de todas, ambos se amaban y eso era lo que contaba.

-Te amo Momito, siempre te voy a amar.- Dijo la Omega oliendo las feromonas que desprendía la alfa

-Y yo te amo mucho mucho mucho.-Dijo Momo dándole piquitos a Sana en su cabecita

Ambas eran demasiado mimados, no sería de sorprenderse que su cachorro también lo fuera, serían una familia que desbordaría demasiado amor y ternura.

Aunque claro, con la apariencia ruda de la Alfa nadie se acercaría a molestar a su Omega ni a su cachorro.

—Bien, creo que es hora de que vaya a armar nuestra cama, no quiero que duermas en el suelo.- Dijo Momo dándole un beso a la Omega en los labios

-Está bien Momoring, pero dime al menos que debo hacer, no quiero estar echada todo el día sin hacer nada.- la Omega hizo un puchero

-Está bien, tú vas a sentarte en la mesedora y le darás mil caricias a tú hermoso vientre hinchadito.- Dijo la Alfa con una sonrisa

-Eres tramposa Hirai Momo.—Dijo la Omega con sus mejillas rojas

-Es lo mínimo que puedes hacer, y créeme que se ve algo complicado y muyyyy agotador.- Dijo la Alfa fingiendo que sería una labor difícil

-Está bien.- La Omega se fue a buscar su mesedora y se sentaría en está.

Momo solo sonrió feliz y fue a buscar las hablar y barandales para armar su cama. La cama que compartía con la Omega.

Hirai Momo es una Alfa muy protectora, no quería que su Omega y su cachorro sufrieran algo mientras estaban ayudándola.

Momo prefería hacerlo sola que a exponer a la Omega a algún peligro aunque sea mínimo.

Momo prefería hacerlo sola que a exponer a la Omega a algún peligro aunque sea mínimo

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