Es Hoy

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Todo estaba normal, la pareja dormía plácidamente en su gran cama mientras cada uno estaba en sus respectivos sueños

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Todo estaba normal, la pareja dormía plácidamente en su gran cama mientras cada uno estaba en sus respectivos sueños.

Momo había conseguido dormir de milagro, o bueno, Sana lo había acostado sobre su regazo y le dió muchos mimos hasta que la Alfa se quedó dormida.

Y bueno, luego de eso Sana se acostó con cuidado sobre su lado de la cama y simplemente se dejó llevar por el sueño. No hacía nada pero siempre terminaba estando cansada.

Su noche seguiría igual, a no ser de que descaradamente la Alfa llevó una de sus manos a los glúteos de la Omega.

Pero algo le sorprendió demasiado, ¿Por qué el trasero de su Omega estaba húmedo?, Lo que sea que fuera eso, no era lubricante.

Sana comenzó a moverse incómoda en la cama, sintiendo como su cachorro golpeaba más y más su interior. Hasta que sintió como un líquido se deslizaba por sus piernas y su Alfa tocaba su trasero.

Sana había entrado en labor de parto.

—¡ME DUELE!—Chilló la Omega de la nada

Momo busco la lámpara que había en la mesita de noche y la prendió. Cuando vió a Sana con ayuda de la luz de la lámpara, vió las sábanas empapadas.

Sana había roto fuente, por lo que era normal que ese líquido estuviera sobre las sábanas de su cama.

-Mi amor, cálmate, por favor cálmate. -Momo saltó de su cama y buscó una camisa para ponerse, un abrigo para su Omega y las pantuflas de ambas

-¡MOMO ME DUELE!- La Omega sentía como su entrada de abría más y más.

Por inercia, Sana llevo sus manos a su vientre, su cachorro estaba por llegar al mundo en tan poco tiempo.

Momo le puso como pudo el abrigo a la Omega al igual que sus pantuflas. La carga estilo nupcial hasta el auto y la dejó en el asiento trasero.

-Ya vamos cariño, cálmate un poco, relájate y solamente puja.-Dijo Momo preocupada y moviéndose de lado a lado

Momo estaba alterada y preocupada y feliz y básicamente era todo un revuelto de emociones en su cabeza. Dejó todo de lado y simplemente subió al auto.

Condujo como loca por un par de minutos hasta llegar al hospital más cercano.

Bajó del auto nuevamente con su Omega en brazos, era de madrugada así que estaba haciendo demasiado frío. Genial, su Omega podría contraer un resfriado.

-¡POR FAVOR NECESITO AYUDA!- Gritó Momo entrando con Sana en brazos

Sana sudaba y daba pequeños quejidos y una que otra vez soltaba maldiciones. No era su culpa, después de todo cargar con un pequeño cachorro en su interior también tenía sus desventajas.

Varias enfermeras se acercaron a la Alfa y a la Omega, después de un rato el llegaron un par de enfermeros con una camilla y dejaron a la Omega sobre ella.

Momo pudo ver cómo era retenido por enfermeras y enfermeros, se llevaron a su Omega a una sala de partos, dónde iniciaría largas horas de dolor y sufrimiento.

—¡POR FAVOR TIENEN QUE LLEVARME CON MI OMEGA!—Gritó Momo mientras intentaba zafarse del agarré de los enfermeros

-Señora necesitamos que se calme, sus feromonas pueden asustar a la Omega mientras está dando a luz, claro que puede ir a verla pero tranquilícese.- Dijo una enfermera amablemente

Y Momo entendió que tenía que estar calmada, no quería que nada malo le pasará a su Omega ni a su cachorro. Era un día importante para ambas.
Así que Momo empezó a tranquilizarse, Momo pudo sentir como el aroma de su Omega cada vez más fuerte y denso. Como si lo estuviera llamando.

Y de hecho lo estaba llamando, cuándo un Alfa sentía denso el aroma de su Omega aunque éstos no estén cerca, significaba que el Omega se sentía desprotegido, que necesitaba del Alfa en ese preciso momento. Que necesitaba sentir el amor y las feromonas del Alfa cerca de él.

Después de todo Sana tenía lo más importante de Momo en su cuello, la marca del Alfa, esa marca que no solo era algún tipo de señal para marcar territorio. Sino un lazo importante para el Alfa y el Omega.

Un lazo que los unía y no necesariamente tenían que usarse palabras o señales para saber lo que ambas quieren. Y en ese momento Sana quería a Momo a su lado.

Quería tener a su Alfa a su lado dándole caricias y diciéndole que todo saldría bien, que por fin serían una familia feliz y llena de amor, que los tres podrían estar juntos hasta el día de su muerte.

-Bien señora, sígame, podrá ver a su Omega en la sala de partos.—Dijo una enfermera comenzando a caminar mientras que Momo la seguía
Por un momento la mente de Momo se llenó de pensamientos negativos, ¿Y si su Omega no sobrevivía?, ¿Y si su cachorro no sobrevivía?, ¿Y si ninguno de las dos sobrevivía?

Momo no quería pensar en eso, pero sabía que habían posibilidades de eso. Los Omegas tenían un parto complicado

Momo literalmente estaba inquieta, quería besar a Sana, quería acariciar su cabellera y su hermosa piel blanca mientras le decía que todo iba a salir bien.

La enfermera freno y apretó el hombro de Momo.

-Señora, le deseo suerte, espero que su cachorro y su Omega se encuentren bien después de todo.-Dijo la enfermera regalando le una sonrisa a Momo

-Gracias señorita, de verdad, muchas gracias.-Momo hizo una reverencia y simplemente tomó el pomo de la puerta

Al entrar a la habitación, lo primero que hizo fue comenzar a oler el aire de la sala, las feromonas de su Omega eran más fuertes en éste punto de la habitación.
Momo comenzó desesperadamente a buscar a Sana. Hasta que lo encontró rodeado de algunos médicos y más enfermeros.

Momo se abrió paso entre ellos sin importarle nada, y luego simplemente tomó las mejillas de la Omega y comenzó a darle pequeños besos en los labios y en la frente.

-Todo va a estar bien corazón, se fuerte para mí y para nuestro pequeño cachorro.- Susurró Momo mientras daba más y más besitos a Sana

A los médicos no les importó la presencia de la Alfa en pleno parto, incluso era mejor que la Alfa estuviera presente para tratar de calmar a la Omega.

La Omega podía ser muy frágil al momento de dar a luz, en ese momento necesitaba consuelo y amor de su Alfa o de su Beta. Por eso no les molestaba que Momo estuviera ahí.

Y bueno, también temían que ese Alfa los matará de tan solo un golpe. Se veía como alguien rudo y dispuesto a matar a alguien por hacerle daño a su Omega.

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