Cuéntales,
Te enamoraste por primera vez,
Sin darnos cuenta nuestro mundo cambié.
Sabes todo de mi,
No puedo estar sin ti.
Pero, cuéntales,
que no pienso rendirme esta vez,
y esa promesa que no te iba a perder,
no la voy a romper,
no la voy a rompe...
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Luego de... todo lo que pasó el día anterior, en verdad necesitaba dormir. No tenía mucho que hacer en el día, así que... ya estaba segura de que iba a dormir hasta tarde. O al menos ese era mi plan, pero alguien tenía otros planes.
Mi teléfono sonó, indicando que alguien me llamaba. Eso me obligó a despertarme. Con mucho cansancio, me levanté para contestar.
- ¿Hola? -dije con sueño.
- Es la tercera vez que te llamo, Lexi. ¿Estás en tu casa? -dijo Emma, al otro lado de la línea.
- No, no lo estoy.
- Ok. Perfecto. Escúchame bien. Matthew está grabando otro videoclip, y Justin lo está ayudando. Te lo iban a pedir a ti, pero... está la discusión de ayer. Como sea. Dylan quiso ir a ver, y tus padres lo llevaron. Los cinco están en una casa de campo algo lejos de la ciudad. Se supone que te viniste conmigo luego de la fiesta. ¿Ok? Estás aquí en mi casa, conmigo.
- Eh... ¿está bien?
- Creo que llegan en la tarde. Así que... sería bueno que vinieras a mi casa, antes de que ellos llegaran.
- Bien.
- Perfecto. Parece que estás cansada, así que te dejo dormir. Te veo en la tarde.
- Claro.
En cuanto Emma colgó la llamada, dejé mi teléfono a un lado y me volví a acostar. Estaba por volver a dormir, cuando él habló.
- ¿Quién era? -me preguntó Pearce, mientras me abrazaba.
- Emma.
Al instante, su rostro dejó de verse adormilado, y parecía muy despierto.
- Tus hermanos me van a matar, ¿verdad? Por no llevarte a tu casa.
- No están en casa. Matthew fue a grabar un videoclip, Justin fue a ayudarlo, Dylan quiso ir a ver, y mis padres lo llevaron. Supuestamente, estoy en casa de Emma.
- ¿Tus padres no se enojarán si se enteran que te quedaste a dormir conmigo?
- No creo.
Luego de la fiesta, solo dimos un paseo por las calles de Toronto, antes de venir al departamento de Pearce. Y... pues no hay más. Nos quedamos dormidos, y aquí estamos.
Tomé su mano inconscientemente, y me distraje jugando con nuestros dedos, pero sentía claramente, como Pearce acariciaba mi cabello con su otra mano.
- Son las... siete de la mañana. ¿Ya te quieres levantar? -yo negué mientras dejaba su mano.- Ven aquí.
Me acerqué a él, dejando que me abrazara. Yo le devolví el abrazo, mientras cerraba los ojos. Me gustaba mucho que Pearce me abrazara.
