Cuéntales,
Te enamoraste por primera vez,
Sin darnos cuenta nuestro mundo cambié.
Sabes todo de mi,
No puedo estar sin ti.
Pero, cuéntales,
que no pienso rendirme esta vez,
y esa promesa que no te iba a perder,
no la voy a romper,
no la voy a rompe...
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-Te quiero, Lexi. Porque a pesar de las peleas, enojos, distancia, problemas, confusiones, mal entendidos y mil cosas más, sigues causando esa misma felicidad que me causaste desde la primera vez que nos vimos. Jamás creí llegar a quererte tanto. Pensar en ti día y noche. No sabes lo encantador que es estar a tu lado y que me tomes de la mano. Estoy enamorado de tus gestos, de tus abrazos, de tus besos. Pero, sobre todo, estoy enamorado de ti, y de cómo eres.
Pearce era... muy tierno. Todos los días me dejaba ese tipo de mensajes. El problema era que... no podía contestarle. Era como antes de que viniera a verme. Cada que trataba de hablarle, me ponía nerviosa, y al final no lo hacía.
- Yo también te quiero. -susurré mientras seguía caminando a casa.
Normalmente tomaba un taxi, o alguien iba por mi, pero hoy prefería caminar. Necesitaba estar... tranquila.
- ¡Ella es! -escuché que alguien gritaba algo... lejos de mi, por suerte.
Di unos pasos más, antes de que... muchas personas me rodearan. No había flash, pero si muchos teléfonos apuntándome. Y muchas personas a mi alrededor gritando.
No tardé mucho, en sentirme... nerviosa. Trataba de librarme de, quienes fueran, pero no me dejaban. Cada paso que daba, ellos se movían conmigo.
Todo era tan... molesto, que ni siquiera podía prestar atención a lo que me decían. Yo solo quería salir de ahí, pero no me dejaban.
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Mientras Alexa trataba de... liberarse de los fans de Pearce, su pequeño hermano salía a pasear al perro. El niño necesitaba cualquier excusa, para retrasar el momento de lo más odiado por todos. La tarea. Mientras ellos caminaban lentamente, vieron a mucha gente a unas cuadras de distancia. Algo ahí no olía bien para Dylan, y no era que el perro había hecho popó. Solo por seguridad, volvió a su casa, en busca de ayuda. En el caso de que fuera su hermana, no podría ayudarla él solo.
- Jolt necesita más de cinco minutos de paseo, Dylan. -le dijo su madre.
Justo ese día, todos estaban en su casa. La madre habían reunido a sus tres hijos para dejar algunas cosas claras. Cosas como: Alexa tiene dieciocho. En el remoto caso de que alguien deba decirle que hacer, somos nosotros, sus padres.
