CAPÍTULO 37

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SEÚL COREA

JUNIO DE 1979

—Nae es hora—

Los finos tacones de esas caras zapatillas importadas, resonaron en el salón, mientras la elegante señora Jeon llamaba a su nuera favorita, y desde luego que seria la única, puesto que su único hijo, era el pelinegro.

La castaña volteo asintiendo, mientras se despedida de Jungkook y Jimin , dejando un suave beso en ambas mejillas, mientras los hombres le regalaban una de sus más cálidas y suaves sonrisas, ellos, sin duda le extrañarían, los viajes en ferri hacia Europa eran sumamente largos, pero al cabo de dos meses, seguramente ellas estarían de vuelta.

Tras despedirse y ver a las mujeres marcharse, cada uno prosiguió con sus actividades diarias, escuela, trabajo, consultorio, entre un sinfín de ocupaciones que con llevaba a cada joven a tener por lo menos una primera semana bastante ocupada.

Entre algunos recesos o descansos, aprovechaban para verse, hablar un poco, compartir tiernos besos para después separarse y seguir con sus actividades, hasta que finalmente y tras varios días cansados, había llegado el tan anhelado fin de semana, donde tras haberlo platicado brevemente, habían al fin decidido ir de pesca a la casa de los Jeon, ubicada en la zona norte de la ciudad de Busan, playa fría, brisa fresca, lugar solitario y cálido, era los que les había recibido , tras haber manejado por dos horas ese viernes por la tarde.

La gran casa que  tenia exactamente un tamaño exuberante les dio la bienvenida, dejando consigo a los dos chicos completamente satisfechos, por que muy a pesar de los sentimientos que claramente tenían, había algo como una amistad que habían cultivado años atrás, estar en compañía del otro era lo más cómodo y lindo que podían compartir.

—Vino y pasta para mi Hyung favorito—

El pelinegro llego haciéndola de un bello y elegante mesero, lo cual hizo que Jimin riera completamente  divertido, los platos y el vino fueron dejados en la mesa, dejando a ambos chicos cenando , riendo, y hablando de una y tantas cosas que ciertamente eran sumamente divertidas, recuerdos de la infancia, recuerdos de la vez en la cual Jimin y Jungkook se habían conocido en aquello fríos días de diciembre donde la navidad amenazaba con llegar.

—Eras adorable Jims, tanto que por un momento creí que eras menor que yo.

—Eso es lo que hubieses querido Guuk , pero no, para tu gracia o desgracia, soy mayor, tengo más platos de ramen ingeridos, más años de experiencia, más vida recorrida.

La risa del menor resonó en todo el salón, pues era cierto, Jimin era mayor, pero en esos momentos donde ambos se encontraban sentados en esa alfombra, con el rubio entre sus piernas, tomando ya su quizás cuarta copa de ese vino reposado, parecía que el rubio era el menor, tan dócil, tan mimado, tan adorablemente hermoso.

—Y dime Hyung, como puede tu experiencia beneficiarme—

Susurro el pelinegro, dejando la copa de vino de lado, mientras sus manos se guiaban hacia el abdomen del rubio que estaba sentado entre sus piernas con su espalda recarda en su pecho.

—¿Servira de algo?—

El tono dulzón de voz, cargado de coquetería, creaba un ambiente nuevo y anhelado por el rubio, quien sin decir nada, dejo de lado también su aun casi llena copa de vino.

Su pequeño cuerpo giro entre los brazos del pelinegro, hasta quedar de rodillas frente al menor, su sonrisa ladina enviando esa corriente de reducción y anhelo hacia el menor, ambas miradas encontrandose , quemandoles de forma inevitable, por que más allá , de simples besos y deseos de fundirse el uno al otro, estaba guardado ese amor que se transformaba y les quemaba.

—Pues, si lo vemos de forma objetiva, se cosas que tú no—

La imagen siguiente hizo que el pelinegro, se casi ahogara con su propia saliva, pues jamás había visto a Jimin actuar de forma tan seductora y descarada, quizás eran las copas, quizás el alcohol, o quizás solo era el rubio siendo él en todo su esplendor.

Dejando de lado la personalidad dura, masculina y firme que siempre debía mostrar ante todos y para que mentir, eso era algo que al pelinegro le fascinaba.

Las manos del rubio posandose de forma descarada sobre las piernas del pelinegro que se encontraban a su costado, acariciando estas, mientras a movimientos lentos y certeros se acercaba a su boca.

—¿Quieres ver lo que Hyung  puede enseñarte Guuk? —

El aliento cálido y mezclado con el vino, susrrante sobre los labios ajenos hicieron que el auto control que él pelinegro había tenido con el rubio se fuera al carajo.

Las palabras sobraron, para esos labios que se encontraron sin pudor ni cuidado alguno, el deseo brotando de forma desmedida, añorando que alfin ese par de almas que por tanto tiempo se habían contenido, al fin se encontraran.

Las piernas del pelinegro se extendieron, para entre besos desordenados, se levantara con el rubio prendido a su cuello, las manos de Jungkook, posandose en la curvatura preciosa y perfecta del rubio, amando la diferencia de altura que les separaba, sintiendo como el rubio tenia que colocarse de puntillas, para no perder el ritmo del beso.

—Entonces Hyung, me muero por ver lo que tienes para enseñarme—

Susurro el pelinegro entre risitas, mientras el rubio volvía a devorarlo a besos.

—A la habitación Guuk—

Fue todo lo que el rubio necesito pronunciar, para que las manos del pelinegro le levantasen con demasiada facilidad, las piernas del rubio rodeando las caderas del pelinegro, susurrándole entre besos lo mucho que le quería, la pasión desbordando sin poderse contener, por que eso era, pasión que se alimentaba de amor, amor que no podía ser contenido más, amor que buscaba liberación, amor que ambos deseaban compartir hasta perder el aliento.

¿Están listos?

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¿Están listos?


Hani Lin

In another life - |KOOKMIN | JJK 💜Where stories live. Discover now