Capítulo 18

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Narra Enrique

El padre de Selene miraba con atención el certificado de notas del primer semestre de mi novia, entre perplejo y serio.

-No te han puesto ninguna observación- dijo levantando la mirada hacia su hija.

-No las necesito, soy una de las mejores de la clase- dijo ella relajada.

Sabía que la presencia de su padre no la hacia sentir mal, ni mucho menos presionada, él estaba en la casa por pura presión de su esposa y tanto Selene como yo lo sabíamos.

-Papá, ¿Por qué estas aquí?- dijo ella inclinándose hacia delante mientras descansaba los codos sobre sus rodillas- ¿Acaso es porque mi madre me vio haciendo las compras en el supermercado con su nieta?

Ambos se miraron por unos cuantos segundos, fijamente, los iris azules de ambos competían por ver cual brindaba la mirada más intensa.

-Sí- dijo finalmente mi suegro- estoy aquí porque ella me pidió que venga a hablarte sobre tus estudios, ya sabes, que son más importantes que andar de ama de casa.

Apreté los puños y respiré fuerte después de eso, pero me mantuve en mi lugar en la cocina. ¿Qué trataba de insinuar su madre? Ella había sido la que le cargó la responsabilidad de esa bebé a su hija y le lavó las manos a su hijo querido.

-No entiendo que quiere decir con eso, y aunque no tiene nada de cierto, fue ella quien puso a Mabel bajo mi cuidado, fue ella la que quiso que Helios no tenga nada que ver en lo que está pasando frente a sus narices, fue ella la que me cargó con algo en lo que no tenía nada que ver...- Selene hablaba mirando fijamente a los ojos del gran Julián Onassis, el hombre que más se derretía de amor por ella- no sé cual es su afán de hacerme quedar mal, si tanto le molesta, yo le doy la custodia de la niña a su padre, a Helios.

Su padre no daba el brazo a torcer en la guerra de miradas, pero a diferencia de mi novia, se lo notaba conmovido y nostálgico, todo lo contrario a su hija, que buscaba todas las armas para ganar esa pequeña guerra, ella no se dejaría vencer fácilmente y yo lo sabía mejor que nadie.

-No estoy de acuerdo en muchas cosas con tu madre, sin embargo, sabemos que tienes casi veinte años y no podemos detenerte para siempre en cuanto a decisiones que marquen tu vida y que tú creas conveniente- levantó la mirada un segundo para mirarme de lejos- sin embargo, siempre seremos tus padres y queremos que estés bien ¿Okey?

Selene se enderezó.

-Lo sé, pero ella no tiene dere...

Julián levantó una mano deteniéndola.

-Tu madre está errada y yo lo sé, no se que gana dándote a la bebé a ti, cuando debería estar con su padre y creciendo junto a él, es nuestra nieta...- suspiró pesadamente.

Negó con la cabeza ligeramente mirando sus manos y Selene se relajó, supongo que ellos conocían su comportamiento corporal y sabían comunicarse, la familia Onassis era así de extraña de puertas para adentro, era como si fueran una misma persona de cabeza a pies y cada uno de ellos tenía una función y se conectaba de manera directa con las otras partes.

Finalmente mi suegro se paró y se despidió de su hija con un abrazo que se veía bastante confortable, le dijo algo al oído que sólo logré distinguir un ''Te amo'', besó su mejilla y yo me acerqué a ellos.

El señor Onassis fue el primero en saber y aprobar nuestra relación, por lo que él y yo siempre nos llevamos bien.

-Cuídala mucho- me dijo mientras estrechábamos las manos.

-Lo hago y lo seguiré haciendo, señor- sonreí.

Noté como mi novia se sonrojaba y soltaba una sonrisita tonta detrás de su padre, pero se enderezó cuando volteó de nuevo a verla para que la acompañe a la puerta, eso me hizo sonreír aún más, me sentía como un adolescente que apenas empezaba a vivir con su pareja.

Eres tú, mi serDonde viven las historias. Descúbrelo ahora