Cafetería

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El invierno nos había sorprendido en Warfang, y con ello, las reconstrucciones de la ciudad habían cesado de momento.

Mi cuerpo hecho un ovillo fue abrigado por una ala de Spyro junto a la cercanía de su cuerpo, dándome el calor necesario como para no notar el frío que se colaba por la ventana abierta.

—Hmm...

—Buenos días —saludó una cansada voz.

—Hmm... días...  —respondí simplemente.

Spyro se rió por lo bajo antes de darme un beso en la mejilla.

En los últimos días habíamos estado ayudando a los topos con la reconstrucción de la ciudad de los dragones, levantando los materiales o acarreando sus instrumentos. La verdad, después de la lucha contra los súbditos de Malefor y el Golem de lava la ciudad había quedado bastante dañada, así que los trabajos de reparación se acumulaban junto con los trabajos de expansión y construcción de nuevas zonas en la ciudad.

Lo que me recuerda...

—Hey...

—¿Hmm?

—Podríamos visitar la nueva cafetería —sugerí, abrazándome más cerca de él.

Spyro asintió. Entre la pereza y el cansancio nos dirigimos hacia la plaza principal, no sin antes abrigarme un poco con una bufanda especial.

—¿Me ayudas? —pregunté a Spyro.

—Con gusto.

Tomó un extremo de la bufanda y exhalo una ligera llamarada, haciendo que ésta la absorbiera de modo que me mantuviera abrigada sin un calor extremo como para hacerme daño.

—Vamos —animó.

Caminamos tranquilamente por la ciudad, notando como el resto de habitantes parecían tomarse la temporada de frío con mucha calma, algunos de ellos incluso paseando por el lugar.

Tras unos instantes más llegamos a la nueva cafetería, más amplia y mejorada que la anterior.

—¡Buenos días, jóvenes dragones! ¿Qué les puedo ofrecer hoy? —saludó animosamente la camarera.

—Hmm, no lo sé. ¿Hay algo que tomar para un día como este? —preguntó Spyro.

—¡Claro! les traeré un par de bebidas —anunció la camarera antes de irse.

Spyro y yo simplemente nos limitamos a esperar, sentados frente a la mesa mientras yo intentaba calentar mis patas delanteras.

—¿Aún tienes frío? 

—Un poco

—Déjame que te ayude.

Sus patas se encontraron con las mías debajo de la mesa, posándose sobre ellas y haciendo que lentamente comenzaran a calentarse.

—¡Sus bebidas!, espero que les gusten —comentó la camarera.

Spyro comenzó a degustar su bebida, y al ver la expresión de satisfacción en su rostro no pude evitar probarla también. Al ingerir la bebida, me invadió una sensación de calidez y dulzura al mismo tiempo.

—Sabe delicioso —comenté visiblemente emocionada al igual que Spyro.

Nos quedamos ahí parte de la tarde, disfrutando de las bebidas y hablando de temas al azar, simplemente gozando de nuestra compañía y del agradable aunque algo fresco clima.

SpyroXCynder FlufftoberWhere stories live. Discover now