Baile lento

122 6 0
                                    

Desperté al escuchar como algo golpeaba la ventana.

—Hmm

Cynder se removió en su lugar, molesta por el ruido pero sin querer despertarse aún.

Resignado, no tuve más opción que levantarme y mirar qué era lo que ocurría.

—¿Un águila?

El ave emitió un ligero sonido, moviendo su pico hacia mi, en el cual sostenía una carta.

Tomé la carta y el águila salió volando sin más.

Aún un poco adormilado y desconcertado, abrí la carta y leí su contenido:

Queridos Spyro y Cynder:

Sean cordialmente invitados a la ceremonia y posterior fiesta en honor al casamiento del Jefe Prowlus el día de hoy en la villa.

Los esperamos.

—¿Qué pasa? —preguntó Cynder aún adormilada.

—Nos acaban de invitar a una fiesta en la villa de Cazador —respondí.

Caminé hacia la cama con la carta, dándosela a Cynder para que ella misma la leyera.

—Vaya, no pensé que ese desconfiado llegaría tan lejos —respondió al darme la carta de nuevo y escondiendo un bostezo.

Tras una ligera risa de mi parte, volvimos a conciliar el sueño. Hoy era uno de esos días libres en los que solo queríamos descansar todo el día.

Al llegar la tarde Cynder y yo nos fuimos volando hasta la villa, llegando justo a tiempo como para ver cuándo el Jefe le entregaba una argolla a su futura compañera, concretando así su unión ante todos.

Los hombres leopardos estaban muy felices y eufóricos, salvo Cazador, quien no tardó en encontrarnos.

—Spyro, Cynder —saludó al caminar hacia nosotros.

—Cazador, ¿Cómo van las cosas por aquí?

—Bastante bien. Al fin el Jefe Prowlus logró consolidar su compromiso, todo gracias a ti Jóven Dragón. Nos diste más días de plenitud —agradeció.

—Por favor, no hice mucho —respondí un poco apenado.

—Si, chicos ¿Podemos dejar esta plática para después? La fiesta está empezando —comentó Cynder.

—Claro. Por favor, disfruten del festín —respondió finalmente, alejándose de nosotros.

—Gracias, Cynder —agradecí, pues sabía que aún no me sentía del todo cómodo hablando sobre lo que había sucedido.

—No es nada —respondió sin más.

Caminamos hasta una de las mesas del lugar, viendo como todos los demás parecían bastante animados. Cynder y yo nos fuimos directo al banquete, saboreando todo lo que pudimos, escuchando de fondo la música que algunos de los hombres leopardos tocaban animadamente.

—Hey chicos, prepárense para el brindis —anunció alguien, sirviendonos a todos una bebida peculiar color rosado.

La música lentamente cesó, y la pareja que celebraba se puso de pie, dando unas palabras esperanzadoras antes de brindar todos juntos y que se abrieran paso entre los presentes para así bailar su primera canción de compañeros.

Miré con admiración como ambos compartían ese momento entre ellos y con los presentes, haciéndonos saber sobre la grandeza de su amor.

—Quisiera algún día que eso sucediera entre nosotros —confesé en voz baja solo para Cynder.

Ella me miró sorprendida y con sus mejillas ligeramente sonrojadas.

—Que...

Posé mi pata sobre la suya, haciéndole saber que hablaba en serio.

Ella no dijo nada y volvió a mirar hacia los recién unidos compañeros, no sin antes acercarse un poco más a mí, una clara y silenciosa señal de que ella también quería algo así para nosotros.

Tras el baile, los demás invitados pudieron unirse a la celebración, bailando con la música ligera y algo melosa que tocaban algunos hombres leopardos.

—¿Quieres bailar? —pregunté, tendiendole mi pata.

Cynder me miró como si de pronto me hubiera vuelto loco.

—Pero...

Me tendió su pata, dudando un poco pero, finalmente nos unimos a los demás, bailando una canción lenta que nos hacía estar muy cerca uno del otro.

—Spyro...

—¿Hmm?

Miré a Cynder un poco pensativa, como si estuviera debatiéndose internamente sobre si hablar conmigo de algo.

—Lo de antes... ¿Realmente es en serio? —preguntó mirándome a los ojos.

—Lo es —respondí sin dudar deteniendo mis pasos momentáneamente—, después de todo lo que ha pasado... Estoy seguro de querer estar contigo siempre —confesé posando mi frente sobre la suya.

Cynder me abrazó, sorprendiéndome en el proceso. Dejándome fuera de dudas que ella no quiera lo mismo.

SpyroXCynder FlufftoberDonde viven las historias. Descúbrelo ahora