Viendo la puesta del sol

77 4 0
                                    

Anteriormente... Después de los sucesos del tercer juego...

Descansé una de mis alas sobre el hombro de Cynder, buscando su cercanía.

—¿Estás bien?

—Creo que sí.

Ante esas palabras, Cynder se abrazó a mi cintura, haciéndome sentir un poco más tranquilo.

Tras la ayuda de los topos, nos complació ayudarlos con el viaje de regreso hacia Warfang, siendo ellos quienes guiaban el camino. No tardamos mucho hasta que finalmente llegamos a la ciudad de los dragones y nos encontramos con una ciudad viva aunque agonizante.

Los topos que se habían refugiado bajo tierra se encontraban en proceso de reconstruir su ciudad con ayuda de los Guardianes Elementales, quienes al vernos no dudaron en darnos una cálida bienvenida, sin obviar el hecho de que se preguntaban por el paradero del cuarto guardián. Con tristeza, terminé por contarles sobre el deceso de Ignitus, quien con sus últimas fuerzas nos ayudó a llegar a salvo hacia los terrenos del Maestro Oscuro.

Por un instante sentí que me reclamarían sobre lo sucedido, pero Terrador fue el encargado de decirme sobre sus sospechas con Ignitus, de que el viaje que había hecho con nosotros era un viaje sin retorno.

La tristeza se asentó por unos momentos entre nosotros hasta que finalmente la pequeña luz brillante de Sparx impactó sobre mi mejilla, llorando alegre por mi regreso. No pude evitar emocionarme también al verlo, pues creí que no volvería a estar junto a él.

Tras ese breve momento y preocupado por mamá y papá, nos contó sobre su plan de ir a visitarlos por un par de semanas, a lo que no pude negarme, más tampoco ir con él, pues sentía que tenía un deber en Warfang, por lo que escoltado por un dragón guerrero partió a casa.

Habían sido tantas emociones en tan poco tiempo que Cynder y yo nos tomamos un momento para poder reaccionar. Tomando el consejo de Terrador sobre ir a despejarnos en algún lugar apartado, volando hasta una de las islas flotantes dónde admiramos el atardecer.

—Déjalo ir, Spyro —comentó Cynder, distrayendome de mis pensamientos—, Ignitus no querría verte lamentar su muerte.

—Lo sé, pero aún así es difícil de aceptar —respondí un tanto afligido.

—Tranquilo, estoy contigo.

Sus palabras me reconfortaron y me permití por unos instantes simplemente olvidar el peso de la culpa de mis hombros y relajarme a un lado de ella.

SpyroXCynder FlufftoberWhere stories live. Discover now