Capítulo 8

323 38 7
                                    

Jueves, 20 de agosto

—¿Por qué estás cambiando la decoración? —le pregunté a Jin.

Estábamos en su habitación. Todos los muebles estaban colocados en el centro del cuarto y estaban tapados con sábanas para dejar despejadas las paredes pintadas de color azul oscuro.

Hasta hacía cuestión de diez minutos no tenía ni idea de que estaba planteándose una nueva decoración. Me había llamado hacía un rato para decirme que necesitaba hacer cambios y se quejaba de que su habitación le
resultaba demasiado oscura y deprimente.

Llevaba deambulando nervioso de un lado a otro desde que yo había
llegado. Lo observé mientras daba vueltas por la habitación, mirando las paredes vacías. Jin era muy equilibrado, y verlo tan estresado me hacía sentir incómoda. Se mostraba apasionado por las cosas que le interesaban, pero ahora estábamos simplemente hablando sobre colores para la pared.
Su ansiedad me estaba poniendo histérica. Me di golpecitos en los
muslos, nerviosa.

—No soporto más este azul de mierda.

Me mostró una lata de pintura de color verde, de un tono claro pero muy intenso. Su conducta me estaba incluso alterando el pulso.
Sonreí, aunque estaba preocupada. «Algo no va bien», pensé.

—Oye, Jin...

Estaba cambiando un color extremo por otro. El azul oscuro era casi negro y deprimente y el verde lima era intenso y excesivamente alegre. Era
como si estuviera desesperado por obligarse a mostrar una fachada de felicidad.

—¿Te parece terrible? —dijo.

—No es que el color me parezca terrible, en absoluto, pero nunca lo pondría en todas las paredes. En diez minutos tendrías dolor de cabeza.

—Me da igual. Necesito un color vibrante. Un cambio total. —Eligió
una de las muchas brochas que tenía encima de la cajonera—. Sí, es un cambio. Empecemos pues. —Sonrió—. ¿Qué haría sin ti?

—Pues pintarlo tú solo —repliqué con una sonrisa, y sumergí la brocha en la lata del blanco.

—¿Lo llevas bien? Ayer fue... complicado —dijo.

Empezó a embadurnar una pared de cualquier manera. A pesar de que no era más que una primera capa de imprimación antes de que todo se volviera verde, yo utilicé mi brocha con cuidado, asegurándome de que la pintura se distribuía equitativamente.

El día anterior había sido uno de los más duros de mi vida. No solo
había sido la despedida de Rosé, sino que además me había hecho
recordar los funerales de Mina y Momo, en los que me había sentido completamente perdida y vacía. Y, para rematarlo, mis amigos y yo nos habíamos enterado de que nos habían drogado e incriminado por asesinato.

Sí, «complicado» era un calificativo que se le quedaba corto.

—Fue espantoso, pero estoy bien.

—Mmm... eso es mentira.

—No es del todo mentira, Jin. En estos momentos estoy bien.

—Estás concentrada en la caza del asesino. Cuando lo descubran, te
hundirás. Guardé silencio. Jin y yo nos conocíamos desde que éramos niños. Siempre había sido el amigo que me había dado todo el apoyo emocional que necesitaba. —Ya sabes que me preocupas, Jenn. No soportaría verte otra vez tal y
como te vi después de lo de Mina y Momo. —Me mordí el labio inferior y reflexioné sobre lo que acababa de decirme.

Cuando mis amigas murieron me sumí en el caos, en un caos tremendo. Pasé casi una semana sin comer y apenas me levantaba de la cama. Sabía que jamás volvería a verlas ni a recibir un mensaje cotilleando sobre el último episodio de Crónicas vampíricas, quejándose a gritos porque habían matado a su personaje favorito de The Walking Dead o sugiriendo ir a Nando’s a
cenar. Y aún las echaba de menos. A veces veía cualquier cosa y mi primer pensamiento era enviar un mensaje a mis cuatro chicas. La verdad es que yo también estaba preocupada. Después de todo este tiempo, sentía todavía muy
reciente aquella sensación de impotencia total. Tal vez podría haberme movido y haber hecho alguna cosa por ayudar. Nunca había vuelto a sentir tanta impotencia hasta que descubrí a Rosé y Jisoo asesinadas.

La cabaña - adaptación Jenlisa G!PHikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin